Necesidad del bien común en los tiempos que corren


Por Mª José Fernández mj


Nos hemos estado divirtiendo de lo lindo este verano, a pesar del calor. Aunque tengamos ciertas alegrías, sin embargo, tenemos un susto muy grande metido en el cuerpo: España entra en recesión. Esta vez decimos más serios que las cosas van de mal en peor. Mas cuando escuchas a muchos discernir sobre cómo le gustaría que fuese la sociedad actual, gran parte coincidimos en lo que nos haría falta para cambiarla; no obstante se hace muy poco para realizar dicho cambio, ya que estamos en una colectividad individualista en la que cada uno va a lo suyo.

Como claro ejemplo tenemos al presidente del gobierno que va a lo suyo, en lugar de preocuparse por el bien común. Antes de seguir adelante especifiquemos qué es para nosotros el bien común “se dice que es aquello que beneficia a la totalidad de los ciudadanos de una comunidad” y que ese bien común “conlleva el bienestar y beneficio de la colectividad por encima de los deseos o las aspiraciones individuales” (concepto de bien común, redes).

Como ya observamos esto no se cumple, por eso nos va tan mal el tema de la política. A ver cuando arreglan las cosas para los más necesitados y se deja Sánchez de tanta gira política para contener los enfados multitudinarios. Tengo la sensación de que algunos temas se suavizarían con la proximidad de las elecciones. Luego habría que convocarlas más a menudo para poner firme a tanto político de turno que está descuidando los intereses generales de unos ciudadanos cada vez más empobrecidos. Mucho predicar pero aún no han llegado los dineros prometidos y cuando lleguen, si llegan, será tarde por falta de preparación administrativa.

Eso me recuerda a una situación real, aunque se perciba un tanto absurda y victimista. Es el caso de un animal hambriento que se acerca a un rebaño de cabras para satisfacer su necesidad. Lo primero que hace es observar a la manada para seleccionar a su presa. Todos sabemos que la perfecta victima pudiera ser un animal desvalido, herido o enfermo. Automáticamente el depredador se lanzaría empicado a la caza y captura de la presa, mientras los demás comenzarían a huir despavoridos.

Yo me he preguntado más de una vez por qué un rebaño de cabras no se ponen de acuerdo para embestir al depredador de turno en lugar de salir huyendo; de esa forma un rebaño entero acobardaría al solitario y hambriento animal.

Esto venía a que, de vez en cuando, un revolcón electoral ayuda a traer a la responsabilidad a estos políticos de turno, los que reparten dinero a quienes le enseñan los cuernos, ya que sólo se preocupan cuando les dan un trompazo que otro, entre los que podría estar la pérdida de votos en las próximas elecciones generales si no cumplen objetivos sociales.

Sabemos que esta sociedad estaría acabada si fuera totalmente individualista. A lo que iba, de vez en cuando hay que repartir dinero a los pobres para quitarse a la manada de encima. Por otro lado, a los del grupo, es lo que nos queda, defendernos ante el depredador solitario o problema social inminente. No obstante, si a la manada se nos viene una camarilla de lobos feroces y hambrientos, es decir una sucesión de problemas sociales, eso nos haría perder las esperanzas en la lucha diaria del colectivo, que es lo que está ocurriendo.

El mundo es una parcela reducida para la desmesurada ambición del depredador social existente, el que posee gran parte del pastel. Es bien sabido como el hombre deja morir de hambre a los de su especie. Se repite hasta el hastío que acapara más de lo que necesita, tan sólo por ambición y espíritu de dominio. Por eso es necesario la unión, para revindicar el interés común como un auténtico derecho, pues todos sabemos que un bien común se convierte en un bien propio.

Está claro que si no existiera el bien, el mundo desaparecería. Hasta ese punto tenemos la necesidad de recibir un bien o la influencia de éste. Pero ocurre que tiene que haber un fluido continuo, un dar y un recibir a cambio. No podemos ser unos parásitos sociales en la Tierra, donde sólo recibimos, sin mostrar gratitud ni ofrecer nuestros servicios.

El bien común es una forma general de hacer el bien. Hacer el bien estimula las ganas de vivir, genera paz interior y nos ayuda a descansar cada noche. El egoísmo nos reporta beneficios inmediatos, pero, a la larga, nos roba la alegría; pues cuando hacemos daño a sabiendas, en el fondo nos lo estamos haciendo a nosotros, ya que el mal no queda impune. Es sabido que las buenas personas son más felices que las malas. No obstante, para ser buena persona se necesita realizar buenas acciones, y entre ellas está la practica del bien común. La persona debe rebajar su ego, purificarse, aunque la mayoría de las veces no lo queramos admitir. Empecemos por quitarnos LA VIEJA ESPINA:

¡Ay!, ya me está doliendo de antemano / la llaga de un dolor, desde el inicio / de antaño. Es mi pasión a Tu servicio, /pedrada de canción de duro arcano.

Ya me está bullendo de antemano / la espina en su momento tan temida, / que acabe con mi tiempo, consumida, / y no haya hecho el bien al ser Humano.

El instante siguiente, en mi vida, / lo echaré en limpiar: el buen oficio. / Que brille la virtud como servicio de un bien, sin maldad ni tampoco vicio. / Tapiaré mi dolor, la vieja herida. / Soñaré con la paz que está transida. / Sin tanta vanidad de vanidades / seremos puros astros celestiales.

Hartos estamos de oír que la sociedad está fatal, que las cosas van de mal en peor. Lejos de arreglarlas las empeoramos, y, como dice un refrán popular: nos sacamos un ojo para quedar al vecino ciego, ya que no soportamos que los demás vayan mejor que nosotros y por eso nos volvemos individualistas, cada uno a lo suyo. De esa forma poco se hace para realizar dicho cambio. Como dice Remi Braque- Fuerza del bien <<Si la especie humana tiene que seguir existiendo, tiene que colgarse a un Bien “fuerte”. La fuerza de ese Bien tiene que ser parecida al encanto que respeta la libertad>>.

El ser humano posee suficiente inteligencia para ser gratuito, para realizar acciones políticas que estén al alcance de todos, incluida las sociales y culturales; también ha inventado máquinas que funcionan sin fecha de caducidad de forma limpia y segura. Sería un ejemplo de Bien fuerte (un bien para todos). Pero eso no ha interesado, ya que tiene que comercializarse y pasar por un protocolo, con fecha caducidad incluida. De ese modo se industrializa y comercializa para la existencia de una estructura económica. Esta es la sociedad materialista y consumista que hemos forjado.

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