Monólogo a la Luna

Por Nuria de Espinosa nuriadeespinosa


Las estrellas brillaban bajo una luz eterna y la noche efímera conseguía el legado de la escritura que alumbraba la esperanza. No soy yo quien escribe, grité a la luna, sino tú quien hablas y esperas que vuelen los cometas para hablar con los dioses del Olimpo.

[...] Mensaje en órbita: Una noche consigue esperanza el escribano; él habla con los cometas sobre los signos de los dioses, Andrómeda escucha impertérrita.

"El cielo es como una ventana abierta cuya única condición es abrirse al alba para dejar fluir los rayos del sol y cerrarse al anochecer para cobijarse en la luz de la luna".

El escribano, —presente— continua absorto en sus pensamientos… crujidos; los huesos de mis dedos gritan reposo, no obstante, debo continuar.

"Mantener las manos sobre el papel y escribirte lo que siento cuando te leo Lorca, es mi objetivo. Eres como las áureas que traen consigo su talismán. El insomnio es mi gran constelación a los pies de centauro y su arrogante lanza. Dibujé la figura de Saturno en mi mente y otra vez me refugio entre mis letras".

Hay quien piensa que no se puede tener todo y a mi entender, las letras de un humilde escribano son como la poesía que parece el desvelo del poeta componiendo versos. Su gran legado el Quijote, vela mis sueños sobre la mesita de noche donde aguarda mi regreso. Las arrugas surcan mi rostro, mis huesos quejosos protestan y mi piel deshidratada grita hidratación. Sin embargo, a pesar de mis años, del dolor de mis huesos cuya dificultad de movimiento es latente a diario no júbilo mi temblorosa pluma.

Y ya que escribo con ansias y deseo, como un escribano al anochecer, cogí cerillas y encendí el candil para evocar la mesa preparada y dispuesta iluminada por una lamparita de aceite; percibir el aroma de una taza de café, un trozo de bizcocho, un mendrugo de pan y demás alegrías que engalanan la vida. La casa destartalada, es lóbrega y solitaria; se puede ver que los muebles están viejos, y las paredes algo enmohecidas. Bajo la mesa descansa una alfombra raída de hilos cortos a causa del uso. El salón tiene la apariencia de estar petrificado en un lienzo que fue olvidado por el paso del tiempo.

Y, ¡ya!, puestos, descubramos juntos este instante vivaz. ¿Qué ves tras la puerta entornada por la que se cuela el cielo plomizo de invierno? Cuéntame, ¿qué sientes? Tras estas letras para vos, que muestro en verso, y escribo consciente a los cuatro vientos...

"Inventor de versos, cielos y verbos,

duelo que alcanza el silencio muerto,

hallaré la forma de unir mis versos

con los suyos, en el cielo eterno".

Y como buen escribano desde Colliure, y tras haber visitado la Maternidad de Elna, donde tantas mujeres y niños lograron evitar la muerte; en este miércoles de ceniza y ante su tumba escribo este legado al poeta Machado...

"Soledad, la de mi alma

cuyo lamento ahogado,

silencia el campanario

en un camino sin rumbo,

donde las horas grises

son el yugo de la hora

blanca de la mañana".

Y aquí dejo mi usada pluma con la tristeza del pasado en el alma y la quietud de un presente en remembranza que acaricia el corazón.

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