Luis Chamizo, memoria de una raza


Es la especie humana única en nuestro planeta con poder y capacidad suficiente para reflexionar sobre su propia existencia, sobre su pasado, su presente, y sobre aquello que proyecta en su futuro debido a que posee un sin fin de herramientas, entre ellas una de las más poderosas que sirve para distinguirlo, me refiero a la palabra. Mas detrás de cada vocablo, término o expresión que el ser humano utiliza va impresa su cultura, la bravura que una persona lleva prendida en el alma. Detrás de cada sentimiento está la razón de ser, la que va con los impulsos de un amor que nos da la vida o nos la quita cuando ponemos toda nuestra energía para defender unos ideales que pudieran conducirnos al sacrificio. Con la reflexión me viene a la mente el estribillo de la canción de Julio Iglesias en “La vida sigue igual". 

<<Siempre hay por quien vivir por quien amar>>

La palabra o “representación gráfica”(la que a veces acompaña a una melodía) nos trasfiere vida; profundos mensajes; sentimientos diversos; define y se adhiere al hombre: alimenta al periodista, trasmite el cantante, dignifica al poeta... Es pues una palabra elevada la que acompaña al verbo en toda su grandeza.

Cuando se trata de un representante de nuestra tierra extremeña ocurre de igual modo, nos referimos al escritor y poeta Luis Florencio Chamizo Triguero, nacido en Guareña (Badajoz), un 7 de noviembre de 1894. El padre era alfarero (hacía Tinajas) y, cuando alcanza la prosperidad envía a su hijo a estudiar fuera, aunque ya en el Instituto de Guareña había iniciado <<su andadura en el habla extremeña componiendo versos a los parajes de una finca de su padre “Valdearenales”>>. Con los años llegó a ser un hombre culto (estudió en Madrid y el Murcia). Obtuvo dos títulos: Perito Mercantil y Derecho. “Contactó con el movimiento modernista a través de Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Amado Nervo"; también conoció a Lorca, tal vez a Alberti, entre otros coetáneos de su época, del 27...

Se instala en el pueblo al finalizar sus estudios por carecer de otras perspectivas laborales; en él ejerce la abogacía y ayuda a sus padres en el horno familiar (etapa en la que el negocio había entrado en quiebra). Realizó viajes con la venta de tinajas por la zona de la Serena y pueblos cercanos de Cuidad Real, ricos en producción de vinos. Comercia y conecta con “pastores, piconeros y jornaleros del campo extremeño. Por esta época ya poseía suficiente cultura, además de un carácter solidario, lo que hizo que Chamizo se decantase por su región. 

<<Siempre hay por qué vivir por qué luchar>>

Con la vuelta a sus orígenes iría recogiendo las costumbres y tradiciones de su tierra, pues Chamizo es un fiel salvador de expresiones que acompañaban al sentir extremeño, las que introdujo en su poética y más tarde llevó al teatro (en 1930 con Las brujas) para dejar constancia literaria de un mundo humilde con sabor a terruño. En 1921 aparece por primera vez El Miajón de los Castúos y por tal motivo celebramos su centenario.

Por esta fecha el poeta conocía a Virtudes Cordo Nogales, hija de D. Cándido Cordo, pues los respectivos padres, ya difuntos, habían mantenido relaciones comerciales. Luis se casa en 1922 en Guadalcanal (Sevilla) y tuvieron cinco hijas; mas fue la guerra civil la que desestabilizó al poeta. Una de sus hijas, la primogénita, nos ofrece su testimonio, el que versifico.

En Mérida lo apresaron / y quisieron fusilarlo, / le salvaron de la muerte / sus poemas solidarios. / María Luisa que es su hija, / testimonio referido, / expresó a la concurrencia / que sus versos fueron llaves / de un corazón dolorido.

Sabemos que es “Gabriel y Galán el poeta inspirador y de referencia. –y– Luis Chamizo fue discípulo suyo". Poco a poco se va plasmando el castúo en la región, pues en principio carecía de sentido lingüístico y tan sólo se designaba para la labor del hombre del campo, el que más tarde sirvió para identificar el habla extremeña o castúo. Por tanto es Chamizo bastión de grandeza y humanidad, cada poema suyo es un tatuaje en el trascurso perdurable del tiempo con su típica resonancia léxica.

Jesús Esperalta Fuentes, Secretario del Circulo Extremeño de TORREJÓN, “La ONU identifica al extremeño -estremeñu- como una lengua, dentro de la lista negra por el peligro que corre de desaparecer” y " La UNESCO lo reconoce como variedad lingüística del diasistema astur-leonés en el Atlas de las Lenguas en Peligro del Mundo (2009).”

<<Al final las obras quedan las gentes se van>>

De ese modo surgió el mundo lírico de Chamizo para definir al castúo con su poética “autóctona y sincera”, ya que “no existe verdadera nobleza allí donde la sencillez se esfuma". Chamizo se nutre de una Extremadura llana y de amplio espectro; una región que no es del todo consciente de su “natural postura"; ella encontró un arduo corazón que se manifestó con fuerza y nitidez desde las primeras estrofas de sus versos, de inmediato las palabras del poeta se nos prenden al oído, nos acaricia su melodía, pues sus imágenes van cargadas de una realidad que nos vuelca tiernos, melancólicos y meditabundos...

<<Otras que vienen las continuaran>>

De ese modo prevalece su obra y la realidad del castúo con su vernáculo lingüismo hasta nuestros días.

En el lindero de la noche / seguía el mundo royendo, / centenario de Chamizo / en un cenagal de sueños. / Sus palabras son la tierra / donde siembra los silencios, / sentires y soledades / del gran poeta extremeño.

<<La vida sigue Igual>>

La vida evoluciona gracias a obras que velan por nuestra cultura, plasmada con arte, tesón y empeño. Este año celebramos el centenario de una gran obra extremeña.

Fue el Miajón de los Castúos / padre del bello lingüismo: / Qué gran artista es Chamizo.

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