Y me di cuenta que la luna no es testigo de nada, ni de nadie.
Que los padres se equivocan… casi nunca.
Que hacer caso al corazón es bello, pero no siempre acertado.
Que el amor de tu vida lo es, mientras dura. Porque amigo, no conocerás solo uno.
Que lo mejor que has conocido depende del tiempo, porque no has visto nada que lo supere… hasta la fecha.
Que solo los hijos te hacen comprender lo que es amar incondicionalmente. Otros amores que pretenden esa categoría son solo dependencias emocionales.
Que las decepciones vienen porque esperas de los demás lo que tú crees que darías, pero puedes ser tú quien decepcione, incluso a ti mismo. Idéntico consejo para las alegrías… no esperes nada, solo disfruta.
Que queremos ver significado en accidentes del destino, y no significan nada. Misma casualidad, en distintas circunstancias, cambiarán su significado.
Que somos seres emocionales, pero son solo reacciones químicas. Una simple pastilla puede controlarlas, piénsalo bien…
Que Dios -seamos realistas- determina el día que nacemos y morimos, y ambas cosas son realmente jodidas. En todo lo demás, somos los únicos responsables de nuestra suerte.
Insisto: la luna no es testigo de nada ni de nadie… nunca se revela igual a nuestros ojos, es su secreto, cada día nos deja ver la parte que ella quiere.
Buenas noches, desde mi rincón del mundo.