Los que conocíamos a Tomás Chiscano Andújar sabíamos que, desde que se fue su esposa y su gran amigo Guillermo Paniagua Parejo, la tristeza se había instalado en su corazón, como compañera inseparable. Él nos lo decía a todos, pues necesitaba expresar, con humildad, sus sentires; hablaba de su infinita soledad, de las añoranzas de sus buenos tiempos; del amor, la amistad y, sobre todo, de sus seres queridos...
No he conseguido escribir más líneas que no redundaran en lo mismo: en su gran corazón, en el afecto sincero que nos profesábamos y en el recuerdo de nuestros momentos pasados; en concreto: en el evento anual del SEMANARIO VEGAS ALTAS Y LA SERENA, en el que nos convocaba nuestro director, Carlos Lamas, el que bien seguro ha recibido un duro golpe ante dicha pérdida. Descanse en paz tan querido amigo y compañero nuestro del SEMANARIO... y eventos literarios.
(A la memoria de Tomás Chiscano Andújar.
Falleció: 13/11/2020)
UN DOLOR ME TRANSITA por tu soledad: hoy inerte;
aflicción que me fustiga en un llanto de paraguas;
es caballo desbocado con verbo de negrura errante;
que humedece el cobijo de un viejo jardín de lágrimas.
Nos iremos cual hierbas marchitas: al paso, al trote o a galope,
como semillas aisladas, impregnadas de gélida nostalgia,
por el duro tránsito hacia el mundo extremo del no retorno:
desterrada mueca del vivir aciago, ya sin sueños ni añoranzas.
Un dolor me latiga; me piafa con versos de áspera poética;
el que piensa en tus penas escritas, ocultas o postergadas que
ocupaban el cajón de tus bastos sufrimientos... Quizás mañana
a la luz salga un nuevo navío impreso, cuajado de nostalgia.
Ese día vivirás entre nosotros como ilusión nueva, nunca olvidada;
quizás permanezcamos en el mundo de los vivos sufrimientos,
o percibamos su corpúsculo inmortal, allá arriba, y te diremos:
Donde va Tomás Chiscano, amigo mío: atavío de palabras.