Por Asun Blanco
Ya sé que no te importa mi aspecto físico,
que esté gorda o delgada,
que me arrastre por la vida
o vaya saltando como una gacela.
Ya sé que no te importa
si soy joven o soy vieja,
si soy guapa o fea,
si rica o pobre,
si me visto en Channel o en el mercadillo,
si tengo una mansión con piscina
y jardines con estanques,
o vivo en una choza en un suburbio de Río de Janeiro.
Ya sé que no te importa
si tengo tres carreras y un master en dirección de empresa
o apenas si sé leer y sumar.
Ya sé que no te importan mis triunfos ni mis fracasos,
si mi casa está desordenada,
o acudo siempre tarde a las citas.
No te importa que sea un desastre o un mirlo blanco.
Te importa lo que los otros no ven,
lo que los otros no juzgan,
lo que los otros no saben,
ni tan siquiera sospechan,
lo que está escondido y oculto,
lejos de los salones y palacios,
de las cenas y los cócteles,
de los aplausos y homenajes.
Te importa lo que tú solo ves
en el fondo del corazón
con los ojos del amor.