A la memoria de un editor.
(“CARGO PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN
DE LIBREROS DE BADAJOZ en 2006)
Tristedumbre de hospitales:
pulmón quebradizo y umbrío.
La vida mordiendo a dentelladas,
con prosapia humanecida:
tristeza huracanada:
Asepsia del alma.
I
7/1/2020: ELEGÍA CON “CARISMA LIBROS”
Hoy ha fallecido / nuestro amigo Huerto,
ya no florecemos / en su pensamiento.
Su casa vacía, / suspira en silencio;
nos llegan latidos / de ese momento.
Lo ha agotado el cáncer / que inundó su pecho;
se fue la ilusión / y, en dicho proceso,
quedaron truncados / todos sus proyectos:
Notas y cuadernos / navegan impresos.
Las ferias de libros / quedaron ya lejos;
las presentaciones, / todos sus eventos
de esfuerzo y tesón, / que con vivo empeño,
fueron la esperanza: / su gran universo.
Ha dejado el nido: / el mundo, los sueños;
ha saldado pagos; / hoy hijos y nietos
le añoran y, heridos, / no encuentran consuelo;
y la pobre esposa / llora su desvelo.
Y en la noche helada / del más puro invierno,
cuando arrecie el viento / o el duro aguacero,
veré un libro suyo, / y, en ese momento,
sabré que he perdido / a un amigo bueno.
Hoy ha fallecido / Don Francisco Huerto;
pues nunca tallecen / los lirios tan yertos;
entre los estantes /de cualquier lamento,
quedan mil recuerdos: /Duermen sus cuadernos.
II
CANTO DEL OLVIDO
Cuando se pierde a un amigo aparece una herida que sangra por el tiempo
vivido y supura en el alma; las estrellas se achican, dejan de brillar con resplandor
infinito; hasta parecen emitir sonidos lejanos, como si se despidiesen entre dolorosos
suspiros: ¡Ay! Yo he oído detenerse en el canto del olvido para decirme adiós... más no
he querido mirar hacia atrás y le he dejado libre cruzar su destino.
Cuando se pierde a un amigo, se le acuna en el alma; de poco te vale
entristecerse por él: Se le piensa con alas, se le sueña vivo, se le deja descansar para
luego elevarse: Ello hará que encuentre su camino estelar: sea feliz en su nueva
morada. Cuando se pierde a un amigo ha concluido su tiempo en el mundo; se bifurca
la senda y el dolor surge raudo y veloz, con velo tupido de antaño, y un adiós lastimero
por los momentos vividos... cuando se pierde a ese amigo.