Por Ezequiel Tena
Durante 30 años he explicado matemáticas a muchos alumnos y he visto la caída constante y brutal del nivel de la enseñanza. Todo esto ha ocurrido con sucesivos gobiernos de PSOE y PP. Al regionalismo-ombliguismo autonómico en historia, geografía y lengua se ha correspondido el particularismo en ciencias exactas, donde el pensamiento racional ha sido sustituído por una suerte de software que idolatra las fórmulas como punto de partida (por supuesto no demostradas). En filosofía el pensamiento crítico ha sido orillado; en su lugar se ha interpuesto, implantado a modo de chip, un compuesto de píldoras ideológicas también incuestionado. A la plasticidad y versatilidad de las viejas titulaciones el Estado opone hoy un entramado de pseudoespecializaciones radicales que imposibiltan el juicio crítico y la visión de conjunto.
Este es nuestro sistema público de enseñanza.