Nacido en mayo del 67


Germiné aquel Verano del Amor,
y mi infancia semejó un estío sin epílogo.
Broté con la dualidad geminiana
de quien cobija su timidez en la multitud,
en la mediocridad de no ser nunca señalado,
pero sabe que la huida es inminente,
que nunca podrá ser uno más,
y escapa impelido por el ansia de aventura.
Caminé a contramano ignorando voces y visajes
Libé la belleza sin saber que existía un mañana,
y sentí la proscripción del subversivo,
las miradas recelosas,
el impío peaje de la libertad.
A veces la soledad se transformó en duda,
en la incesante búsqueda de algo ignoto,
de ese rapto evanescente que da sentido a la vida.
Es la hermosura un placer fugaz.
Un viso cerúleo en una selva de contrastes.
El hálito de calor que escoltó mi camino
reveló las formas del yo, mi amigo.
Sonreí al comprobar que nunca estuve solo.

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