El español y las lenguas autóctonas: las dotes de un casamiento apalabrado.
Que el español es un idioma rico en matices me parece que es poco dudoso. Una lengua que ha ido evolucionando, creciendo, agigantándose en palabras y expresiones amoldadas a las exigencias de la sociedad sin caer en el menosprecio que, en no pocas ocasiones, esta le hace al malinterpretar, desgarbar o vulgarizarla por actores irrelevantes a nivel lingüístico, pero interesantes en otros espectros.
Poco cabría decir si no fuese por su entusiasta expansión en los últimos años, y la no menos importante explosión que la afectará, sobre todo, en países donde sus habitantes la han «simbiotizado» conformando, como es en Estados Unidos, por ejemplo, un curioso modus linguae donde se combina a la par con el vernáculo. Mas ello pudiera ser el resultado de la evolución natural de un idioma cuando convive de manera tan estrecha con otro y los hablantes del extranjero, que en realidad, como es el caso de la muestra dada, casi ha dejado de serlo, aumentan en número.
Sin embargo, se da el caso de la simbiosis opuesta, donde el español ha sido el receptor de propuestas externas y estas han sido ensambladas a la perfección entre el colectivo de una región. Así ocurre con ciertas poblaciones indígenas, donde el tesoro léxico es de gran valor y tal lo confirman la creación de las diferentes academias de la lengua donde el español es idioma predominante o preeminente. Este casamiento otorga dotes, a modo de herencia etimológica, que consigue que el español sea una lengua dúctil por su maleabilidad para fundirse con otros idiomas, cómoda por cuanto su capacidad de adaptación a nuevas incorporaciones, expansiva por su aceptación de variaciones morfológicas de una misma acepción y en sumo grado de un incalculable patrimonio.
Es el diccionario panhispánico unas de las más completas obras de la difusión lingüísticocultural de una comunidad, la hispanohablante, que no se encierra en un hermetismo endogámico sino, más bien, lo contrario: lo expande, lo participa y su difusión concita a una prosperidad basada en su comunión vinculante. Al contrario que ocurre con otras formas de verbalización, estas añaden estas injerencias como algo puntual o como modismo; no así el español, que se metamorfosea.
En España, por ejemplo, ocurrió con la romanización y con la invasión árabe, Ocurrió con el catalán, que fue generoso donante, o con el vascuence y el gallego en menor medida que el primero. Y ocurrió con el descubrimiento de América, donde las facilidades dadas por sus nuevas legislaciones al respecto (Leyes de Indias o Indianas, basadas en la recopilación de las Leyes de Burgos y Leyes Nuevas), que proveyeron a los naturales –término dado a los nativos en aquella época– de las tierras anexionadas a la Corona Española de derechos*. Los matrimonios entre españoles y oriundos de esas tierras conllevaron la dulcificación de dicha asimilación.
La idea de un proyecto educativo, la creación de universidades, la provincialización –contrario a tratamiento discriminatorio alguno– de los territorios anexionados, la evangelización y su planteamiento académico ayudaron, no solo a difundir el idioma de los nuevos pobladores venidos del Viejo Mundo, sino a aprender y a adaptar el de los nativos a esa lengua extraña, dando paso a una ciclogénesis, como citaba antes, lingüísticocultural que, más de siete siglos después, sigue expandiéndose.
El planteamiento del español como la concepción más alejada del babelismo es un trabajo cooperativo de las veintitrés academias de la lengua española que se concitan en la ASALE digno de elogio. La vigorización del español en el mundo tiene su base en el hecho argumentativo del respeto, la unificación en lugar de la diversificación (homogeneización) y la universalización del idioma a través de su singularización territorial ultramarina. Esto es, la adhesión, conciliación y aplicación de las distintas fórmulas devenidas y recogidas en el citado diccionario panhispánico.
El maridaje con las diversas lenguas autóctonas, retomando parte del título y como ya he citado, ha brindado una dote extraordinaria difícil de hallar en otras voces, más habituadas al inmovilismo y a la puridad.
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*[Recopilación de leyes de los reinos de las Indias. Memoria chilena. Biblioteca Nacional de Chile].