Conozco la sensación de incertidumbre y alegría -a partes iguales- que sentí el día que te tuve por primera vez en mis brazos. Ese miedo de no saber sujetarte, sobre todo en tu primer baño. Esas noches en las que necesitaba vigilar tu sueño, a costa del mío, porque tú me necesitabas, y yo necesitaba saber que respirabas. Pero siempre tuviste un sueño plácido, continuo y tranquilo, y lo primero que hacías al abrir los ojos era sonreír al mundo.
Conozco la sensación de incertidumbre y alegría -a partes iguales- que sentí el día que te tuve por primera vez en mis brazos. Ese miedo de no saber sujetarte, sobre todo en tu primer baño. Esas noches en las que necesitaba vigilar tu sueño, a costa del mío, porque tú me necesitabas, y yo necesitaba saber que respirabas. Pero siempre tuviste un sueño plácido, continuo y tranquilo, y lo primero que hacías al abrir los ojos era sonreír al mundo.