Cuando viajo fuera de mi región me alegra sobremanera saludar algún extremeño; no obstante, mi más allegado paisanaje lo tengo con el pacense, sobre todo si ha nacido en Navalvillar de Pela, mi pueblo natal; si además es poeta, escritor, amante de la cultura desde hace muchísimos años, va a resultar que pudiera existir más feeling de lo normal al ser paisano y amigo. Eso es exactamente lo que ocurre con mi coterráneo o convecino Don Isidoro, lo llamo así por dos motivos: por ser 20 años mayor que yo; y porque en mi niñez ya lo percibía como un venerable maestro de escuela que impartía clases en nuestro pueblo natal.
Isidoro Arroyo Masa nació en el año 1941. Estudió magisterio en la Escuela Normal de Badajoz, donde le concedieron el Primer premio, con el poema Canto a la noche (1963), perteneció a la asociación cultural Peñuelas llanas (2009-2012), fue colaborador en el periódico comarcal Báculo (2000-2005), “tiene escrito varios artículos y poemas para el periódico local En mi pueblo (2010-2011),” y, también, en la Revista-Memoria, anual de Cáritas Parroquial (Navalvillar de Pela).
Su persona me recuerda al hombre franco: entrañable, familiar, humano, perfeccionista; un hombre amante de sus raíces, aficionado a atesorar poemas y recuerdos de juventud que va recogiendo en sus libros, dos de los cuales ya tiene publicado: El remanso (2015), y Raíces profundas (2017), ambos por el Grupo Editorial Sial Pigmalión (edición al cuidado de Basilio Rodríguez Cañada –paisano: Gestor cultural, Escritor y Presidente).
El remanso está prologado por Juan Moreno Aragoneses (también paisano): Profesor de tecnología en Departament d'Ensenyament - Generalitat de Catalunya, aparte de tener en su haber publicado cinco libros (sobre castillos, rutas, ensayo, crónicas y poesía).
Al abrir la cubierta de El remanso me ha llevado a mi pasado peleño. En su portada hallo la dedicatoria del autor, con letra angulosa y cuidada: "A Mª José desde mi añoranza, de cuando luchaba por perfeccionar su fecunda y valiosa poesía en nuestro pueblo de Navalvillar de Pela. Con sumo afecto. (6/XII/2018)"
Recuerdo sus primeros artículos para Báculo [(éramos colaboradores junto con poetas y aficionados de la zona –me viene a la memoria mi amigo y poeta Basilio Fernández Crespo-], donde aparecía la sección que ya Isidoro tituló El Remanso, que recopiló y publicó en (2015), con el mismo nombre. En concreto, el libro de El remanso, consta de cuarenta y dos artículos, de los cuales fueron publicados treinta y cinco de ellos en dicho periódico comarcal.
En sus artículos, donde ya Isidoro Arroyo lo denominaba El Remanso, los empezaba con un tema de origen extremeño: labriego, religioso, didáctico, etc. y concluía con un poema. Confieso que su estilo me atrajo desde un principio con especial interés; incluso le comenté su cualidad por aquella época. Años después yo lo llevaría a la practica para nuestro SEMANARIO... Cuando leí, en la introducción de El remanso, que anteriormente lo llevaba a cabo Luis María Burillo Solé (nacido 24 jul. 1915, Quintana del Ebro, Zaragoza), me llevé una sorpresa; y como dice el proverbio, el que en su día me enseñó el hermano de Isidoro, por un tiempo mi asesor poético: “no hay nada nuevo bajo el sol.”
Raíces profundas (2017), es el segundo de sus libros publicados, el que he tenido a bien leer, ya que, el autor, me regaló los dos ejemplares juntos: Yo siempre les he obsequiado con los míos a esta buena familia peleña: “Versos con versos se pagan, mi querido Don Isidoro”. Lo abro y encuentro en la portada unas palabras: "Para ti, Mª José, este libro en el que, entre otras cosas, he plasmado jirones profundos de mi propia vida. Con mis mejores deseos para ti y tu familia. Navalvillar de Pela (6/XII/2018)".
Bien cierto es lo que me dice el autor en la dedicatoria de su segundo libro, que diferencio en dos partes. En la primera de ellas encontraremos poemas sobrecogedores (bellísimos), que reflejan el dolor de la pérdida humana, con un lirismo desgarrador aplastante, de lógico pesimismo. También hallaremos en él algunos un tanto graciosos, ingenuos, bucólicos, pues “de todo hay en la viña del Señor.”
En cuanto a la segunda parte del libro, claramente diferenciada con respecto a la poesía, vienen dos relatos de distinta concepción. El primero en prosa: Que con salud se coman, remembranzas de la matanza extremeña, ubicadas en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX; y, el segundo Una excursión al pico o Risco de Villuerca, en prosa descriptiva, bien documentada, de tinte lírico.
El segundo libro lo prologa otro paisano, amigo: llamado José Juan Ruiz Masa: “Director y Jefe de Estudios en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe y como profesor de Ciencias Naturales, Botánica Aplicada, Biología y Geología en el I.E.S. Lacimurga C.I.” Ha presentado un libro, con título: Plantas de Navalvillar de Pela y su entorno, un claro defensor del patrimonio cultural peleño, –entre otros escritores, profesores, etc., – “con motivo del 600º aniversario de la fundación” de nuestra localidad en 2018.
Tanta querencia mía viene de largo: Llevo en mi memoria la ubicación de su casa, en la que siempre se me ha recibido con atención y cariño; al lado de ella sigue estando, la de su hermano Luis Arroyo: profesor INS, jubilado, siempre velando por la cultura y “las raíces del folclore peleño”; guardo recuerdos imborrables de su adorable madre, ya muy mayor, con unos bellísimos ojos azules; de su esposa Nicolasa, de sus hijos, en especial de Antonio, que tanto me ayudó a desentrañar la palabra.
Para terminar cierro con su máxima de vida: Una bella introducción del autor, que dice: "Cuando llegue el día del último viaje, volveré a la tierra de la cual procedo con el deseo de que la tierra extremeña sea siempre fértil, (...) se conviertan en árboles de raíces profundas que den frutos abundantes de cultura y belleza; también de amor, tolerancia, bondad, alegría, perdón y paz". Esa es, en definitiva, la singular y trascendente misión que Isidoro Arroyo Masa pretende dejar sembrada en nuestra tierra. Amigo mío: que tus sueños se hagan realidad; eso hará que tus paisanos peleños, pacenses, extremeños, etc., seamos mejores y más felices.