Un giro sorpresivo


Esto que digo es una impresión que tengo. Se trata de uno de esos giros inesperados que da la historia y que al hacerlo pilla a contrapié a las personas, a los partidos, a las instituciones y a la estructura y que la gran inercia impide ver a tiempo y al unísono, produciendo una inestabilidad que va entre dos polos: por una parte la ingeniería social global y por otra la restauración del devenir natural de las sociedades. Con el giro gira todo pero con un desfase entre las partes: Torsión.

Gustavo Bueno denunciaba las hordas antisistema que abanderaba la izquierda verde cuando la izquierda europea era verde y casi sólo verde, cuando el caballo de batalla era la degradación natural asociada al desarrollo competitivo. Eran tiempos anteriores a la renuncia de Europa a sus raíces cristianas, tiempos anteriores a la aprobación de la nefasta Constitución europea que tanto daño está causando al proyecto de una Europa unida. Algo pasó. 2004-2005: España, de la mano de un presidente Zapatero llegado al poder de forma "inesperada" se apresta a ser el primer país en ratificar la Constitución Europea. La renuncia a las raíces cristianas viene de la mano de la adopción -entonces parecía un detalle, pintaba como una concesión voluntariosa al buenismo- de la ideología de género. El detalle, por llamarlo así, es acatado en pocos años por derechas e izquierdas de todo el continente. Pero no era una gota que iba a disolverse en el vaso, era un flujo imparable de demandas progresistas y liberales que iban a cambiar Europa y finalmente conducirla al caos. Los pueblos se han apercibido de la cosa extraña, ajena a sí mismos, y reaccionan cada cual a su manera dando la espalda a los partidos llamados tradicionales, aquellos precisamente traidores a la tradición. Los partidos tradicionales y los grupos mediáticos que los apoyan trabajan para parar la sangría. Algunos, como el PP, han logrado contener la hemorragia, han improvisado un cortafuegos precario que de momento, y a la espera de acontecimientos en el vecindario, les vale. A muchos no se nos escapa de qué son adalides estos partidos "tradicionales": de la vida viciada y despreciada, del hecho forzado contra natura elevado a categoría de derecho. Que ni siquiera puede ser cuestionado. Nuevos anatemas y tabúes.

Así que tenemos derechas europeas identitarias que reivindican la identidad robada. Tiene un por qué, tiene una razón. El simplismo podrá juzgar que es bueno o malo, pero en realidad es un hecho concluyente, una reacción visceral de quiénes están sintiendo sus vísceras manipuladas por manos mugrosas. ¿Dónde quedaron los viejos antisistema de la izquierda- sólo-verde? Ahora abrazada al Hillarysmo ya sin Hillary y su plan de coerción de género y de mano de los lobbies. Como el PP. ¿Quién presenta ahora la respuesta, la oposición a la infamia?

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