Ángel Casal. La innovación de la estrategia publicitaria en la Sevilla de la posguerra

María Fidalgo Casares es Doctora en Historia y
Miembro de la Academia de la Historia de Andalucía

Ángel Casal, concejal republicano del Ayuntamiento de Sevilla en la convulsa segunda república, revolucionaría el panorama comercial de la ciudad por sus planteamientos innovadores, nunca vistos hasta entonces. Su imbricación en la intrahistoria de la ciudad, confiere a sus obras una dimensión añadida de ser testigo de excepción de la Sevilla de su tiempo. Una trayectoria que se prolongaría todas las décadas centrales del siglo XX.

Una Infancia y juventud con tintes de aventura

Angel Casal nació en Ferrol (La Coruña) en 1901 en el seno de una familia de marinos. Allí vivió hasta los 14 años, cuando la familia se trasladó a vivir a Ribadeo ( Lugo) por la muerte del cabeza de familia.

En esta villa lucense se produciría poco después un encuentro providencial. Conoció a Antonio Lluciá un famoso impostor internacional conocido como "El Rey del Cacao". Un personaje fascinante que daría lugar a la novela "No digas que me conoces" del escritor Sergio Doria. El “Rey del Cacao” , entre otros avatares, se casó cinco veces con millonarias en diferentes países, tuvo decenas de nombres y sus fechorías abarcaron desde desfalcos a atracos hasta suplantar la personalidad del mismísimo Alfonso XIII. Sus truculentos negocios llegaron a ser recogidos por el New York Times.

Lluciá prometió llevar a América a Angel Casal, que apenas tenía 15 años, algo que jamás hizo, pero sí se lo llevó a Barcelona como " asistente", tal y como recuerda el cronista de Ribadeo Martin Vizoso.


De Llucía el estafador al establecimiento en Sevilla

Después de una temporada en Barcelona, Lluciá lo dejaría abandonado a su suerte… Allí, solo, y estigmatizado por las fechorías de su jefe, tuvo que trabajar muy duro, pero llegó a escalar puestos hasta convertirse en directo rde ventas de una empresa de comercio extranjero, que distribuía paraguas, abanicos ysouvenirs.

Los azares comerciales desplazaron a Casal a Andalucía y se estableció en Sevilla, que vivía una tesitura muy dinámica por la proximidad de la Exposición Iberoamericana de 1929. Comenzó como encargado del prestigioso establecimiento Casa Rubio, una tienda que también comercializaba abanicos y paraguas.

En la Casa de Galicia de Sevilla, lugar habitual de reuniones e los gallegos de la diáspora, con sucursales en medio mundo, conoció a Consuelo Arias, hija de otro gallego, un inspector de Hacienda, con la que compartió su vida, y formó una familia numerosa con seis hijos que continuarían sus negocios hasta hoy.

En 1930 Casal se establecería por su cuenta y adquiriría el comercio "Abanicos Victoria", especializado en paraguas, abanicos y souvenirs en la emblemática calle Sierpes, calle en el corazón de la ciudad que recibe su nombre por la leyenda de una serpiente que se comía a los niños crudos y que el esclavo que logró matarla alcanzó su libertad.


En 1932 lo rebautizó como "Creaciones Casal", centrándolo en el comercio de bolsos de todo tipo, en una época en la que el bolso todavía no se había convertido en un complemento imprescindible para la mujer como lo es hoy. Entre sus innovaciones estaría la difusión del plexiglas, un material estadounidense parecido al charol que haría las delicias de las mujeres más glamourosas de su tiempo.

De ideología republicana, participaría de forma activa en los festejos y la vida intelectual del momento y acabaría involucrado en la política municipal. Sería elegido concejal del Ayuntamiento de Sevilla desde 1932 hasta el estallido de la sublevación. En esa circunstancia se mantuvo fiel a la corporación electa, lo que le llevaría a la cárcel. Allí, compartió celda con Arthur Koestler, espía rojo que fue condenado a muerte y finalmente canjeado por la esposa del aviador Carlos Haya. Que pudiera salvarse se consideró milagroso, pero no se pudieron presentar otros cargos contra él, más que su actividad política. A pesar de su estancia en prisión, nunca albergó odió a los que fueron vencedores y desarrolló su fulgurante carrera con toda libertad e iría ampliando su próspero negocio con la adquisición de nuevos establecimientos en la misma calle de la tienda que sería el origen de su “imperio”.


"Rey de los Bolsos"

Pronto encontró un sobrenombre con el que sería conocido y que sería el eje de su publicidad. Se autonombró “Rey de los Bolsos”, paradójico cuando nunca abjuró de un republicanismo confeso, pero tal vez fue un guiño al estafador "Rey del Cacao" que le había lanzado a la vida comercial. A sus negocios les llamó”. “El Palacio de los Bolsos” en la calle Jovellanos (1951), “El Alcázar de los Bolsos” en Sierpes 6 (1962), “El Salón de la Piel y los Plásticos” en Rioja (1966) y “Bolsos Casal” en Tetuán (1978) La Reina Victoria Eugenia; Lola Flores, Juanita Reina, Conchita Piquer, Marifé de Triana, o Carmen Sevilla; toreros como Antonio Ordóñez, Jaime Ostos o Fuentes Bejarano fueron algunos de sus clientes habituales.

Pero no pasó a la historia por ser un próspero comerciante. Su actividad fue acompañado de un planteamiento revolucionario de promoción empresarial. La reiteración continua en las ondas y cartelería de eslóganes y latiguillos comerciales sobre sus establecimientos empezaron a formar parte del día a día del pulso de la ciudad. Fue todo un hito revolucionario en el marketing publicitario. Desde 1940, él mismo diseñaba los anuncios de sus establecimientos para la Prensa y radios locales. En sus spots, los productos que él vendía aparecían mediatizados con ingeniosas alusiones a la actualidad de cada momento. También hacía juegos de palabras como por ejemplo reybajas reycalcitrantes.

En la biografía del Cardenal Segura, religioso de poder casi onmímodo en Andalucía se narra que cuando le llevaban el periódico ABC por las mañanas, comentaba: –A ver qué dice hoy Casal el de los Bolsos… cuenta el periodista Antonio Burgos.

El humor de Casal era muy personal, lleno de ironía burlona y pronto fue un rasgo distintivo que los sevillanos identificaron como retranca gallega.


Un hito de la publicidad

Haciendo un análisis de los anuncios que patrocinó se observa una evolución publicitaria que fue cambiando acorde con los acontecimientos españoles y mundiales. Fue un testimonio de excepción de los principales sucesos entre 1930 y 1983, época en que se anunció con regularidad en la prensa sevillana, sobre todo en el monárquico ABC, principal periódico de la ciudad… También utilizó como soportes de su publicidad calendarios, agendas, programas de Semana Santa o participaciones de lotería.


Todos los acontecimientos festivos o políticos dejaban su impronta en los esperados anuncios de los diarios: la película Gilda, una conversación con los marcianos, la boda de Fabiola, la irrupción de la televisión, el primer transplante de corazón, el mundo taurino, la llegada a la luna, el triunfo de Massiel en Eurovisión parafraseando el “Lalalá”… , victorias de los equipos de fútbol locales…En ellos, se vislumbraba una gigantesca imaginación y gran sentido del humor.

Yo canto a la mañana / y no canto al ayer. / Canto a la clientela, / pues la quiero mecer. / Canto a las chicas-chicas / que tienen que crecer, / porque canto a los bolsos / que tengo que vender. / Hay cantos de sirena… / Del sereno también. / Si vendemos cantando, / esto es saber vender. / La-lalala-lalalá…

Desaparecido el régimen de Franco, Casal demostró su adhesión por el rey Juan Carlos y le envió una participación de lotería con la siguiente dedicatoria: “La Rey-pública no lo haría mejor”.



Casal, Andalucía y Galicia

Ángel Casal se caracterizó por una intensa simbiosis con las tierras andaluzas. Gran aficionado a los toros en la Maestranza, ferviente admirador de la feria de Sevilla, al cante flamenco y estupendo bailarín de sevillanas, siguió siendo devoto de la Virgen de Chamorro, patrona de Ferrol, su ciudad natal, cuya imagen conservaba en su despacho.

Nunca olvidó las raíces de su tierra, demostrando cómo la saudade aflora en muchos gallegos de la diáspora. Su vinculación con Galicia no la perdió nunca, y hasta su muerte, acaecida en 1983, este rey singular pasó todos los veranos en tierras gallegas, en concreto en Ferrol, la ciudad en la que nació recién comenzado el siglo. En 2004 se editaría un libro compilatorio de toda su trayectoria titulado "30 años de publicidad en Sevilla" -Los autores Juan Rey, Juan C. Rodríguez y Jorge Fernández tuvieron acceso a los más de 20 álbumes que guardaba su familia, reflejo de la revolución que supuso su personal estrategia comercial.


En 2019 cerraría el emblemático establecimiento de la Calle Sierpes, testigo de excepción de los felices años 20, la brillantez de la Exposición Iberoamericana, La convulsa república, la sublevación del 18 de Julio, la toma de la ciudad por los rebeldes, los años del franquismo y el advenimiento de la democracia. Todo ello, a través de los ojos de un extraordinario empresario, un selfmade man, pero sobre todo un publicista de relieve, imprescindible en la intrahistoria de la Sevilla de su tiempo.

Retrato de Ángel Casal por el artista sevillano Romero Ressendi

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Bibliografía:
  • Alonso y Conde: Historia del Consumo en España. Debate 1994
  • Eguizábal y otros: 100 años de arte comercial en España. Ipmark 2001
  • Eguizábal y otros: Un siglo de campañas publicitarias. Caja Segovia 1999
  • Doria, Sergio: No digas que me conoces. Plaza y Janés. 2015
  • Fernández, J. Rey, J, Rodríguez, J,: 30 años de publicidad en Sevilla. El Monte 2004
  • Fidalgo Casares, M: Angel Casal, ferrolano y más sevillano que la giralda. Galicia Artabra 2003
  • Fidalgo Casares, M: El ferrolano Casal: rey de los bolsos, republicano y publicista con retranca gallega. Mundiario 2019
  • Pérez Guerra: Comercios sevillanos que hacen historia. Ed, Castillejos 2006
  • Ortiz Villalba: Del golpe militar a la guerra civil. Sevilla 1936. RD Editores.2004
  • Salas, N.: La Guerra Civil en Sevilla. Antecedentes, Frente Popular, 18 de Julio. Represiones en ambos bandos, 1931-1959". Almuzara 2001
  • Salas, N. Sierpes Universal. Almuzara 2003

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