Muchos dicen que es una escritora victoriana, pero murió en 1817, 20 años antes de que naciera la reina Victoria. La incultura histórica de la gente es pareja a su incultura literaria. Con estas leyes educativas, qué esperamos.
Ella nació en 1775 y pertenece más bien al siglo XVIII. Pero en ese siglo se escribían novelas pedagógicas siguiendo las reglas neoclásicas o novelas lacrimógenas como la Pamela de Richardson. Y Jane Austen escribió novelas sobre vidas complejas, llenas de matices y de evoluciones. No encajaba en su época. Y como no encajaba rompió la caja e introdujo la vida en sus libros.
Desde luego no era clásica, no soltaba sermones. No lo tenía todo resuelto. Indagaba en la vida y te hacía preguntarte.
En “Orgullo y prejuicio” esos dos obstáculos impiden a los personajes vivir su vida. Una mujer tiene prejuicios sobre un hombre, ese hombre tiene un orgullo que le impide apreciar a los demás. Pero los dos acaban por romper ese encierro y apreciarse mutuamente.
Una madre quiere colocar socialmente a sus tres hijas y se empeña en esa tarea hasta el ridículo. Y sin embargo la vida se cuela en esa mezquindad más allá de las exigencias económicas.
En “Sentido y sensibilidad” Elinor es demasiado sensata y Marianne es demasiado sensible. Y las dos se pierden algo por sus actitudes. Pero Elinor acaba por tener una vida plena según sus sentimientos y Marianne acaba siendo sensata y al mismo tiempo amando al marido con el que se casó por sensatez.
La vida es compleja y está llena de transiciones y de sorpresas. Eso es lo que muestra Jane Austen en contra de las simplificaciones de su tiempo. Lo suyo es más bien el realismo, que triunfaría 50 años después de su muerte. Pero un realismo lleno de sensibilidad y de apreciación de lo que no cabe. Y la realidad aparece apasionante vista por ella. Ella no necesitó los excesos del romanticismo. Aunque sabía en secreto que había algo de verdad en cierto romanticismo. Y que en las novelas se expresa una parte de realidad (romántica) que no cabe en los informes.
Por no encajar en su tiempo rompió la caja. Así deberían hacer los escritores actuales y romper la caja actual para acoger los aspectos que no caben los prejuicios actuales. Y no escribir solo lo que está de moda o lo que sigue los prejuicios de ahora. Como tanto tecnologismo que niega la vida no programable y tanto algoritmo que nos empobrece.
Jane Austen ha encontrado un éxito asombroso doscientos años después de morir. Por medio de las adaptaciones al cine y a la televisión. Pero la gente debe saber que la literatura se hace con palabras y que los guiones no transmiten lo que transmite las connotaciones de las palabras.
Pero la gente no sabe lo que es literatura. No sabe lo que es nada. Solo sabe como se usan las últimas aplicaciones del teléfono móvil. Solo sabe técnica y no sabe nada de la vida. Como sabía Jane Austen.
Y que ella no escribió best sellers para masas, escribió novelas llenas de hondura y flexibilidad para personas vivas y conscientes.
Jane Austen rompió la caja. Así deberíamos hacer todos, romper las putas cajas. Jane Austen nos mostró un poco el camino. Salgan de los programas de ordenador, coño. Y de lo que conoce el Word, que te subraya el subjuntivo como si fuera incorrecto.
Todo es incorrecto para la ignorancia mecánica. Desde luego Jane Austen no era ninguna máquina. Por eso rompía las cajas.
Poneos a leerla, coño, dejad los guiones televisivos. Cada palabra tiene un sabor incomparable. La literatura es como tomar magdalenas que no caben en las cajas. Igual que no cabe en la caja esa rosa rebelde que pintó Magritte.
Leed a Jane Austen, rebelde y maldita que rompe cajas. Las rompe con calma pero las rompe. No es nada clásica. Y sabe la parte de verdad que esconde el romanticismo. Sabe que nunca podremos explicar todo (ni falta que hace) y eso es el romanticismo.
Y creó personajes llenos de vida, que no son estereotipos, que ninguna Imbecilidad Artificial de ahora podría crear.
