Lo digital es una plaga. Vamos a evaporarlo todo, vamos a meterlo todo en el
teléfono móvil. El mundo entero con su infinita riqueza aprisionado en el telefono
móvil. Vamos a acabar con todo lo físico, con todo lo carnal.
Vamos a acabar con las personas de carne y hueso y sustituirlas por programas
catatónicos y muertos. Vamos a acabar con toda vida y sustituirla por la muerte.
Lo digital es una plaga. Los teléfonos móviles como insectos infames acaban con
todo, lo reducen todo, lo tragan todo. Ya no hay ningún contacto entre personas, ya no
hay olores ni tacto.
Ya no hay nada del mundo real lleno de matices, todo se reduce a códigos y cifras.
Todo está dirigido según fórmulas, todo está catatonizado y desaborizado. No queremos
que nada huela, la gente dice que le da asco como huele el papel de los libros.
Y le darán asco las personas de carne y hueso y le dará asco su abuela. Y meterá el
mundo entero con millones de sensaciones en su miserable y puto móvil diminuto y
abstracto.
Lo digital es una plaga. Los insectos desatados que persiguieron a Moisés nos
persiguen ahora a todos y se ponen en nuestras manos. Eliminan nuestras propias manos
y las reducen a dedos para las teclas.
Nos lo secuestran todo y le quitan todo sabor al mundo. En lugar del plato de callos
que hace mi novia, oloroso y que llena la boca, pondrán imágenes brillantes y
codificadas de internet. Ya no hablaremos con la empleada de Hacienda que torcía la
boca a veces con encanto, le enviaremos códigos y cifras.
Y nos dirán que estamos progresando. Como en aquella película de los Monty
Pithon en que el funcionario romano te decía sonriendo bondadoso y progresista: A
usted le toca crucifixión. Pero si aun quieres ser tú mismo y no de la plaga estás loco.
Lo hacen para controlarte, pero te dicen que es para salvarte. Y es ilegal pagar en
efectivo, te juzgan por eso. Es poco menos que un crimen. Yo alucino a veces con
algunas noticias: Cometió el crimen de pagar en efectivo.
Es un delincuente, no usa lo digital. Hay que perseguirlo y acosarlo, no usa lo digital.
Mira a los ojos a las personas, no se pone delante de una pantalla anónima. Es un
criminal, no paga por medios digitales.
Porque Hacienda quiere controlarte. Y la policía. Y las grandes empresas. Y los
grandes fabricantes. Y las tecnológicas que quieren venderte algo a cualquier precio.
Es una alimaña, no usa lo digital. Pretende ser una persona de carne y hueso y tratar
con otras personas de carne y hueso. Qué crimen.
Le gusta que las cosas tenga olor y tacto. Que uno pueda tocarlas y captarlas con los
sentidos. Hay que eliminar los sentidos, los sentidos son pecado. Ya lo decía Calvino,
para él todo era pecado. Somos seres demoníacos de nacimiento y hay que aplastarnos,
decía Calvino.
También para el digitalismo somos seres demoníacos hechos de carne. Por eso los
cajeros de los bancos te ofrecen tarjetas sin contacto. Todo contacto es malo, ya lo
saben. Ha llegado el viento helado del Dios Digital.
