Por Ezequiel Tena
El mundo se va a dividir en patriotas y globalistas. Hasta hace un rato el mundo giraba sobre el Estado-Nación, naciones que desempeñaban su devenir en competencia feroz con otras naciones; la guerra parecía desplegarse inevitablemente entre las naciones. A consecuencia de estar constituído el mundo por naciones, ¿no?
Bien. En este punto surgieron los globalistas (la cosa tiene un siglo ya); éstos extendieron la idea de que un mundo sin patrias ni fronteras traería la paz, la paz perpétua, la justicia entre los hombres, la igualdad, la libertad, la redistribución equitativa de la riqueza, la restauración de la naturaleza, el progreso y la era de razón (en la cual él Hombre alcanzaría su mayoría de Edad; todos habéis oído hablar de "Las edades del Hombre"). Todo esto nos vendían los globalistas.
Pero hete aquí -¿sorpresa?- que ha sido en la vergonzante implementación de sus acciones contra el natural discurrir de la vida, en su ingeniería social, en sus imposiciones y sus apremios, en el uso criminal de la filosofía de la emergencia (de las emergencias), sus abusos de autoridad y contra las libertades individuales y sus ataques contra la cultura, modos de vida y producción, religión y esencia de los pueblos y naciones a los que quieren disolver y en el aberrante adoctrinamiento en su catecismo de género donde presenta el globalismo -con su agenda- su verdadera cara.
Hoy tenemos y tienen los patriotas de todas las patrias la obligación imperiosa de combatir mediante la globalización del patriotismo al globalismo de la destrucción y la esclavitud.