¿Sabías que...? Mestizaje vs Genocidio


Por Juan López Giménez

En contra de la característica propia de los imperios depredadores (británico, francés y holandés, etc.), de no querer mezclarse biológicamente con los nativos del territorio ocupado y la prohibición de matrimonios mixtos, España llevó a cabo una exitosa política de mestizaje, como lo avala el gran número de matrimonios entre mujeres indias y libertadores, y la cantidad de mestizos que descollaron en las armas, el comercio, la literatura, etc. España aprobó el matrimonio interracial por Cédula Real en 1514, los ingleses nunca lo permitieron, y EEUU no lo permitió en todos sus estados hasta 1967.

Como ejemplo, sirvan estos dos datos: al igual que otros muchos mestizos, el hijo de Cortés con la Malinche, fue amigo y compañero de juegos del príncipe don Felipe, más tarde Felipe II, después estuvo en Mülhberg con el Emperador, y fue héroe de guerra en las Alpujarras con Don Juan de Austria; mientras dos siglos más tarde, Jeferson, el tercer presidente de USA, no reconoció a los hijos que tuvo con una esclava negra, Sallie Hemmings, y los vendió como esclavos, acto que en ese país se vería normal cuando no le impidió llegar a ser presidente de la nación.

Lejos del genocidio realizado por los ingleses y estadounidenses mediante una verdadera política de Estado en los territorios que fueron ocupando, y casi todos los gobiernos criollos de las repúblicas recién emancipadas (genocidios tratados respectivamente en los capítulos 13 y 14), en Castilla, desde el principio, prevaleció la idea de que los indios eran libres. Concretamente: en 1495 la reina Isabel la Católica prohibió la venta de nativos como esclavos; y en 1504 la reina Isabel firma su Codicilo o testamento donde se “exige el trato justo a los indios”, puesto que eran súbditos de la Corona; años más tarde, las Ordenanzas para el tratamiento de los indios o Leyes de Burgos de 1512 (ampliamente protectoras), dieron a los indios el status de hombre libres, y los colocaron bajo la protección Real. Más tarde, en 1542, ese espíritu de las Leyes de Burgos se volvió a afirmar en las Leyes Nuevas de Indias insistiendo en “Cuidar la conservación, gobierno y buen trato a los indios”, en las cuales se suprimieron las encomiendas y se abolió la esclavitud indígena. En 1550, la Corona española se planteó la licitud de la conquista americana y propició un debate sobre los fundamentos jurídicos de la misma; el debate se desarrolló en Valladolid, “controversia de Valladolid”, entre el fraile Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. En esta polémica está el comienzo de la definición de los derechos humanos.

Es interesante recordar que la primera boda interracial celebrada en América del Norte (los EEUU no existían todavía) se celebró en 1565. Los contrayentes fueron un segoviano llamado Miguel Rodríguez y una negra libre de Jerez de la Frontera, llamada Luisa de Abrego. Pero cuando buena parte de América del Norte dejó de ser española y pasó a los Estados Unidos, las bodas inter raciales fueron declaradas ilegales. Y así hasta 1967, fecha en que se anularon las leyes anti mestizaje en todos los Estados.

Los amerindios de EEUU no fueron reconocidos como ciudadanos de dicho país hasta el 2-6-1924, cuando se aprobó la “Ley de ciudadanía india” como recompensa a su participación en la Primera Guerra Mundial. No obstante, el voto en todos los Estados de la Unión no les fue concedido hasta 1948.

Es muy probable que si no se hubieran dictado esas leyes protectoras en Castilla desde el principio, las poblaciones indígenas de Hispanoamérica estarían actualmente tan reducidas como las poblaciones indígenas de América del Norte.

Todo ello, permitió afirmar al hispanista norteamericano Charles F. Lummis: “Los españoles no exterminaron a ninguna nación aborigen -como exterminaron docenas de ellas nuestros antepasados los ingleses”.

El prestigioso historiador sueco Carl Grimberg (1875-1941), escribió: “Todo historiador imparcial reconocerá que el comportamiento de los españoles hacia los indígenas no tiene punto de comparación con la destrucción sistemática de estos, hasta su total extinción en América del Norte, obra de otras colonizaciones”.

El sociólogo e historiador estadounidense James W. Loewen, decía en 1995 que “no hay comparación posible entre el genocidio que sufrieron los indios en los USA y el tratamiento que vivieron los indios en la América española”.

Y pese a la contumacia con la que algunos dirigentes hispanoamericanos andan embarcados en reclamar al Rey de España gestos de arrepentimiento y penitencia por el supuesto genocidio hecho por los españoles durante la conquista del Nuevo Mundo, lo cierto es que el relato que quieren imponer es refutado de forma inmediata por las evidencias poblacionales que, tal como recogía James W. Loewen, mientras que en Estados Unidos solo hay un 1% de población indígena y «mestiza», y en Canadá un 4%, en Honduras es el 96%, Ecuador el 92%, Bolivia el 88%, México y Perú el 85%, Nicaragua y Guatemala un 82%.

Afortunadamente, cada vez son más los historiadores que, en base una buena documentación, tumban los mitos indigenistas antiespañoles, sobre el supuesto genocidio de indios cometido por España, ya desmantelado hace años por el buen trabajo La población indígena y el mestizaje en América, nunca cuestionado con éxito, de Ángel Rosenblat.

Y por el contrario, sí se produjeron verdaderos genocidios inducidos y amparados por los nuevos Gobiernos liberal-masónicos (casi por completo de criollos) de las repúblicas que surgieron tras la fragmentación del otrora Imperio español, tal como afirmaba en 2018 Mario Vargas Llosa: “...Y no olvidemos que las peores matanzas de indígenas se cometieron, en países como Chile y Argentina, después de la independencia, a veces por gobernantes tan ilustres como Sarmiento, convencidos de que los indios eran un verdadero obstáculo para la modernización y prosperidad de América Latina”.

Realmente, son de destacar los genocidios perpetrados por los gobiernos criollos contra sus amerindios, al poco tiempo de independizarse, en: Chile, Paraguay, Uruguay, México y Argentina; y también el ordenado por Simón Bolívar tanto contra los propios españoles como contra sus compatriotas.

Y ya, para terminar ¿Se conoce alguna disposición oficial de Inglaterra, Francia, Holanda, etc. recomendando y autorizando los matrimonios inter raciales en sus respectivos imperios?; ídem de ídem de los incipientes EEUU respecto a los amerindios de Norteamérica; ¿Alguien se puede imaginar a la reina Victoria diciéndole a los ingleses que se casaran con los chinos, los indios o lo aborígenes australianos, o neozelandeses?

Pues en contestación a tales cuestiones, basta recordar que:

• W. Churchill declaraba en la Comisión Real sobre palestina en 1937 que “No acepto...que se haya hecho un gran mal a los Pieles Rojas de América, o a los negros de Australia...por el hecho de que una raza más fuerte, una raza de más alta graduación...haya llegado y ocupado su lugar”. ¡¡¡Ahí queda eso!!!

• Los anglosajones vieron en América “tribus degeneradas” y, según el informe de Mr. Bell al Comité de Asuntos Indios del Congreso, el 24 de febrero de 1830, siendo ellos caucásicos se sentían destinados por el Creador a expandirse y exterminar a las razas inferiores por el “derecho que tienen las naciones civilizadas de establecerse en el territorio ocupado por tribus salvajes”.

• Cuando los ingleses iniciaron la colonización de Australia, el 26 de enero de 1788, calcularon que allí existían unos novecientos mil indígenas, pero declararon a aquel territorio terra nullius, equivalente a que allí no existían personas. Para los ingleses aquellos indígenas no eran humanos, con lo cual no tuvieron ningún problema moral para proceder a su exterminio.

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