Débiles y cobardes: a juicio

Por Ezequiel Tena ezequiel


Por lo poco que he visto, el pasado ha venido a juzgar al presente. Sin aspavientos: dos hostias con la mano abierta. Muchas menos de las que merece. Pero claro, un padre es un padre: y el pasado es el padre del presente Edipo. Dos hostias con libertad y sin ira. Y al presente no le ha gustado nada escuchar las verdades del barquero. Porque el barquero ha cantado las verdades sin eufemismos a los que se han autoerigido, de la forma más ridícula que la historia ha conocido, como jueces del pasado. Sobre todo en este sentido, la moción ha sido la lección necesaria que necesitan las generaciones presentes. Aunque no hay cuidado: esta tribu de ignorantes no lo entenderá.

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