"Conocer el mundo, conocernos"

Por Felipe Company


¿Cómo es el proceso a través del que decidimos? ¿Por qué ante una determinada situación, que solo nosotros interpretamos como amenaza, sentimos un miedo atroz e infundado? ¿Qué nos lleva a boicotear los avisos psicosomáticos de nuestro encéfalo y a perpetuar labores y vínculos que detestamos y que nada nos aportan?

Nosce te ipsum (Conócete a ti mismo). Averiguar quién demonios somos es una de las grandes metas del ser humano desde la noche de los tiempos. Bien es verdad que nunca pareció formar parte de los objetivos académicos de aquella lejana Educación General Básica. No recuerdo que ningún preceptor me hablara jamás de la importancia del autoconocimiento, de la comprensión y gestión de las emociones para evitar que gobiernen la nave, cual timonel temulento y con los ojos vendados, a base de desbocamiento e irracionalidad. Ahora me doy cuenta de que lo hubiera agradecido.

En Conocer el mundo, conocernos, Tomás Forns y Jorge Arturo Muñoz, nos ayudan a resolver estos y otros interrogantes, aproximándonos con amenidad, desde todas las vertientes, a la comprensión de nuestras facultades cognoscitivas. Imaginación, intuición, percepción, emoción, razón, memoria y lenguaje. Términos manidos, que usamos, escuchamos o leemos con habitualidad, en nuestro quehacer diario, y damos por sobradamente entendidos. Nadie busca en el diccionario el significado de la palabra “imaginación” al verla reproducida en un texto, y sin embargo desconocemos el ramaje de su sin igual potencialidad.

Los autores profundizan desde un enfoque práctico en todos estos campos, así como en la esencial interrelación entre ellos. Sin pasión (emoción) no hay creatividad. Lo que imaginamos se basa en el recuerdo que nos queda de experiencias y vivencias previas (memoria). A su vez, la memoria “es un acto creativo influenciado por nuestras emociones actuales”. La curiosidad, atreverse a salir de la zona de confort, a desafiar los pareceres ajenos en búsqueda del cumplimiento de nuestros sueños, incrementa la creación de nuevas neuronas (neuroplasticidad), y a su vez favorece la imaginación y con ello nuestra capacidad decisora. Es maravilloso concluir que la valentía, como recalcan Forns y Muñoz, mejora nuestra psique, la toma de decisiones, y nos acerca por tanto a la felicidad.

La obra trasciende la mera explicación teórica o semántica. En su laudable objetivo, fomenta a través del formato tarea-conclusión el debate, la participación del lector- alumno y la conversación sucesiva. Ensalza la importancia de fomentar valores como la empatía o la humildad para fortalecer nuestros vínculos afectivos.

La educación emocional, el desarrollo de unos valores éticos, que los autores promueven, deberían ser asignaturas obligadas desde el primer día que ponemos un pie en un colegio. Un leitmotiv atemporal, que, se convierte en trascendente en estos tiempos de hiperinformación. Como bien advierten en sus líneas: “Nuestras preferencias ya están programadas en las redes sociales gracias al big data. Al final puedo llegar a creer que la realidad es únicamente lo que oigo o veo”. La mistificación, los bulos, y las inexactitudes están al orden del día en internet, y pueden distorsionar los pensamientos, las emociones y los criterios tanto de púberes como de adultos. De ahí la importancia, como inciden los autores, de “dotar a los jóvenes de defensas intelectuales que les capaciten para cuestionar los intentos de manipulación ideológica o sentimental”; así como de contrastar, de acudir motu proprio a fuentes fidedignas, de dudar de todo, y al mismo tiempo de mantener un talante conciliador, evitando las posturas sectarias o dogmáticas.

“Internet ha alterado nuestra facultad de recordar y olvidar: todo es efímero, solo existen las fiestas que he grabado, las fotos en las poses de Instagram, los consejos del youtuber de turno…”. ¿Por qué se ha normalizado la tendencia, especialmente en los más jóvenes, a enfocarse en el registro y publicación de las alegrías, en vez entregarse con fruición a su disfrute? Una mocedad para la que mostrar su aparente felicidad, semeja más importante que libarla. El libro invita a la reflexión respecto a este tema preocupante, y refuerza la necesidad de volver a los orígenes, de vivir el presente sin la obsesión por fotografiarlo. “No importa si las imágenes se borran en nuestros dispositivos, al final el recuerdo de la experiencia emocional prevalecerá”.

Conocer el mundo, conocernos, aborda materias de plena actualidad de una manera didáctica y atrayente. Una lectura muy recomendable que nos deja con ganas de ahondar y de dialogar sobre su contenido, a la par que abstraemos una moraleja: “A mejores decisiones, más calidad de vida”.

1 Comentarios

César García ha dicho que…
Más que un correlativo comentario, es un agradecimiento por lo complacido que quedo ante la improta del autor por lo factible que resulta leer su anális de un más que interesante libro: "Conocer el mundo, conocernos"de Tomás Forns y Jorge Arturo Muñoz. Saludos desde Pucallpa - Perú.
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