Por carnavales y fiestas, un nuevo despertar

Por Mª José Fernández mj


La entrada del año ha sido especialmente dura, ya que hemos tenido un enero helador, junto con un aumento espectacular de los casos con la variante Ómicron. Por fortuna, la sexta ola no ha sido especialmente agresiva, con respecto a la del año pasado. Aunque en los hogares con niños, enfermos crónicos y ancianos, se les ha podido venir el mundo encima debido al intenso frío. Para la situación tenemos un refrán que dice: “siempre que ha llovido ha descampado”. Así es la vida, con sus altibajos.

Una vez escuché a mi padre que decir a un conocido: “nadie se va de este mundo sin el zarandeo”. Y qué razón tenía el hombre, ya que padeció lo suyo antes de irse. En un par de años el mundo ha sufrido importantes pérdidas, pues “el nuevo coronavirus, el COV-SARS-2, y la enfermedad que provoca, la COVID-19, deja ya más de 342 millones de casos, con cerca de 5,5 millones de muertos (Fuente: RTVE). Llegado el mes de febrero hemos comprobado se ha ido espaciado el recuento de los contagios.

Es entonces cuando nos atrevemos a mirar hacia atrás para comprobar como el letargo hibernal ha dejado en el seno de muchos hogares un dolor aciago que ahoga al triste; / trepa por las paredes del intestino y parece estrangularnos.

El suplicio se vuelve oscuro, nauseabundo, ondulante; / en anodino laberinto de orfandad.

En ese destierro de soledad / se sitúa la trayectoria del enfermo, / y es el punto de partida o inflexión, / hacia la vida o hacia la muerte.

Tarde o temprano nos hallaremos en la tesitura de luchar con uñas y dientes para no caer en al abismo; pues somos un tiempo de vuelo, que irá a tierra y será abono de vida; no obstante, mientras estemos en este mundo, no nos quedará otra que sostener nuestra existencia; es el precio que pagamos por permanecer con vida, al lado de los seres queridos.

Quizás nos falte alguna vez la energía para continuar un camino que es único e intransferible; e incluso mermará nuestra confianza. De cualquier forma, tengamos presente que “siempre amanece” y que “la esperanza es lo último que se pierde”. Puede que nos ayude para mantenernos a flote, ya que la única alternativa es rendirnos o luchar hasta el final, con la creencia de que un día tallezca nuestras fuerzas, / cuando el mundo se desangra en soledades, /tras convertirse en árboles melancólicos. /Mientras, a la sombra, se construyen versos voraces / entre amapolas yertas... / Muchas veces el hombre tiene que sentirse morir / para habilitar el camino de la superación”.

Nuestro universo se detiene en los momentos bajos, y es cuando parece debilitarse o quizás comprobamos que no avanza lo suficiente. En unos casos se sostiene a duras penas; en otros enraizamos y fortalecemos con la adversidad. Llegado su momento las nubes abandonan el horizonte, comienza a brillar el sol y se dispara la alegría.

En uno de esos instantes jubilosos nos hallamos ahora, ya que, casi sin darnos cuenta nos encontramos inmersos en distintas celebraciones populares al aire libre.

Pongo como ejemplo a Navalvillar de Pela (mi pueblo natal). Ha pospuesto su fiesta patronal, la que conmemora 16 de enero, al mes siguiente: "Los peleños tendrán que esperar al 19
de febrero para festejar San Antón (con la celebración de “La Encamisá”, llamada también “Carrera
de San Antón”). La situación epidemiológica en la localidad y en Extremadura aconsejan postergar
esta celebración, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional" (Canal Extremadura).

Este cambio ha tenido sus tirones. Por un lado, están los puristas, los que desean celebrar Sanantón en su fecha reglamentaria, cuando toca. El que se celebraría para el año que viene, si se puede. Y por el otro lado, están los del cambio, los que aceptan trasladarla. Como vemos “nunca llueve a gusto de todos”. El caso es que en su fecha se llevaron a cabo festejos clandestinos que, eso sí, el pueblo comprensivo ha tratado de sobrellevar, simplemente no echando leña al fuego.

Caso distinto ha sido el de mi segunda patria, el ha tenido más suerte, pues celebrará el Carnaval de Badajoz 2022 en su fecha (del 25 de febrero al 1 de marzo), además de haber sido este año proclamada Fiesta de Interés Turístico Internacional (desde el 28 de enero de 2022). Con lo cual, este año, el subidón de moral para los pacenses está servido.

Lo dicho: después del zarandeo hibernal viene la alegría primaveral, descorche de vida y algazara para los que se sientan con ganas de celebrar nuestro carnaval, el que más que nunca estará ensalzado por los pacenses, como el comienzo de un nuevo despertar.

El siguiente despertar fue para algunos muy temprano. Es el caso de Federico Garrido Villar (escritor, residente en la localidad de Esparragosa de la Serena y miembro de la directiva de la Asociación Cultural "Asbaraguzza") cuando el 17 de enero, del presente, me puso un correo electrónico para que mostrase mi apoyo a su Carnaval Zorrero con el encargo de un vídeo, el que se ha difundido por las redes, “entre otros personajes relevantes de diferentes ámbitos a nivel autonómico”.

Luego esta implicación social es la que me lleva a enviar todo mi apoyo al pueblo de Esparragosa de la Serena en su Carnaval Zorrero:

Esparragoseños, no desistáis. / Luchad con ilusión y empeño / por vuestro Carnaval Zorrero, / a fin de que se pueda proclamar / Fiesta de Interés Turístico Regional.

Extremeños (pancenses, peleños y esparragoseños) celebremos con alegría las fiestas y carnavales, ya que siempre que ha llovido a descampado. Así es la vida para todos (incluido, amigos, conocidos y paisanos).

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