Barcelona, una ciudad de contrastes

Barcelona es una de las capitales más bellas de toda la zona sur de Europa. Se trata de una ciudad de contrastes, donde la montaña y el mar se dan la mano y es posible viajar de un paisaje marino a un bosque típicamente mediterráneo en menos de 30 minutos.

Esta dualidad entre mar y montaña refleja perfectamente el carácter y la idiosincrasia de su sociedad. Un núcleo poblacional siempre en conflicto, con un sinfín de debates que buscan mejorar el estado actual de la ciudad. La población se mimetiza con la Ciudad Condal y los valores que ostentan sus habitantes son conocidos en todo el mundo. Una ciudad cosmopolita, abierta al mundo y transformadora. Muy abierta al turismo, como sucede con otras capitales del país como es el caso de Sevilla.

Su orografía urbana también refleja esta dualidad, la lucha constante entre dos realidades. En el centro encontramos Ciutat Vella, espacio turístico de referencia, donde podemos visitar algunas joyas milenarias como es el caso de los restos de la ciudad romana de Barcino. Obviamente, también destaca el barrio gótico, donde encontramos piezas originales de este periodo y otras que se construyeron a lo largo del siglo XIX y XX, cuando se aplicó en la ciudad una corriente arquitectónica que recibe el nombre de neogótico. La catedral es precisamente de este periodo, que intenta representar -falsamente- la magnificencia de otros edificios religiosos, como la magnífica Catedral de Santiago.

La disposición de la Barcelona gótica, con un planteamiento urbano caótico, calles estrechas y piedra extraída de las canteras de Montjuïc, contrasta con el Ensanche. Una distribución perfecta, racional y avanzada a su tiempo que es referencia en el ámbito arquitectónico. El Eixample, diseñado por Ildefonso Cerdá, gana en belleza cuando se ve desde la altura. Ciutat Vella queda aislada dentro de la expansión que supuso el Eixample, como un corazón que aún late ubicado en el centro del cuerpo que representa la ciudad. Destacan sus edificios novecentistas y las grandes construcciones modernistas que dan personalidad a la ciudad. Las grandes obras de Gaudí pueden encontrarse en el Eixample barcelonés, por ejemplo.

Cerca del mar destaca también la Vila Olímpica, zona urbana con una gran actividad social, recreativa y festiva. Entre sus edificios más importantes se encuentra la Torre Mapfre, uno de los rascacielos más altos de España, o el interesante Casino de Barcelona, que actualmente ofrece ofertas culturales, gastronómicas y musicales ante la expansión del casino online y sus actividades arquetípicas. La ruleta, el blackjack o las máquinas tragaperras han dado paso a conciertos, charlas divulgativas o celebraciones de toda índole. Una revolución en la que -como tantos otros sectores- internet genera transformaciones y nuevas oportunidades.

Si nos trasladamos hacia la zona oeste de la ciudad, encontramos el otro pulmón verde de Barcelona: la montaña de Montjuïc. Muchos de los edificios que podemos encontrar, como es el caso del Museo Nacional de Arte de Cataluña, datan de 1929, cuando tuvo lugar la Exposición Universal. Destacan también sus jardines y sus zonas verdes, un espacio que mucha gente aprovecha para realizar deporte y evadirse de la caótica rutina urbana inherente a la ciudad. En la cima de la montaña encontramos una estructura gigante, el Castillo de Montjuïc. Un edificio construido en 1753 y uno de los símbolos máximos de la represión ejercida sobre la ciudadanía barcelonesa. Su perfil da forma al skyline de la montaña y ofrece unas excelentes vistas de la ciudad.

Finalmente, en el Noroeste, encontramos dos de los barrios con más personalidad de la ciudad: Sarrià y la Vila de Gràcia. Ambos fueron municipios independientes, el primero hasta el 1921 y el segundo hasta el 1897. Sarrià está asociado actualmente a las clases más acomodadas de la ciudad, mientras que Gràcia es un barrio que abarca la postmodernidad y es actualmente uno de los centros creativos más importantes del municipio, tanto en el ámbito político, musical e incluso ecológico. Nuevamente, encontramos un contraste entre dos realidades muy cercanas espacialmente.

Actualmente, la ciudad cuenta con un total de 1,6 millones de habitantes. Entre el 2000 y 2019 su población ha aumentado en casi 100.000 personas. Y no es de extrañar. Barcelona es una ciudad que enamora y que deja huella. Si no la has visitado nunca, déjate seducir por sus encantos y entra en contacto con sus barrios y las diferencias que presentan. Sin duda, una ciudad única en Europa, con una historia milenaria que supera la de otras ciudades, como es el caso de la capital, Madrid, una urbe que puede compararse en infraestructuras, belleza o magnitud, pero no en años de antigüedad.

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