Es lo que soy, mi esencia, mi barrera ante el mundo y lo que la sostiene, si es que algo físico puede soportar el peso de Ser.
Alma, piel, huesos… la vida ha quebrado los míos a su antojo y ha disfrutado caprichosamente erosionando mi mundo. Ahora sé que no se sostiene en ellos, ni necesita protegerse. Se alimenta, flota, fluye -y no muere-, bailando con la tuya.
Alma, piel, huesos… es lo que soy, no hay más. Pero deja que te diga que deseo que mis huesos te protejan, que mi piel haga cálidos tus días, y que mi alma haga flotar a la tuya, como tú consigues hacer con la mía.
Te lo debo, porque una sola mirada, solo una, abrasó mi piel y desnudó mi alma… hasta los huesos.