Al Cristo de la Espina. Badajoz, 2020.
En la Pasión del ayer
está el Cristo clavadito
y me tiene el cuerpo ahíto:
los cariños del querer.
(MªJ.F.S.)
A ese Cristo, tan pausado: Con qué el silencio me miras;
no me observes de soslayo, muéstrate con Tus heridas:
no me duelen Tus Dolores, que me duelen Tus espinas.
Astillas que te clavamos con las perversas inquinas.
¡Ay, Cristo de los Dolores! en Tu corazón germina
la Bondad que salva al mundo, contra el mal que mortifica:
no me duelen Tus Dolores, que me duelen las espinas;
son las fauces envidiosas que se hincan con la ira:
la perversión ondulante va soltando sus esquirlas;
y en lo somero del mundo, el hombre, se contamina
con el germen: un poder impasible y fratricida;
que le gusta dominar y se enferma con la ira...
¡Ay, Cristo de mi querer!, te generamos heridas
en un antes y un después, con errores y mentiras:
no me duelen Tus Dolores, ¡que me llagan mis espinas!
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Petición:
* Líbranos de ese mal, o virus
que mortifica al mundo.