Manual del gay de verdad


Últimamente proliferan por las calles y redes sociales personajes que enarbolan la bandera gay pero no son más que hipócritas falsos que usan nuestra causa para beneficio propio, ignorando la lucha que tanto esfuerzo y dedicación nos ha costado. Para poder identificarlos rápidamente y ser capaces de separar auténticos de farsantes, he elaborado este manual. Por favor, llévalo siempre encima y pásaselo a todos tus amigos.

Un gay de verdad es de izquierdas
Es la izquierda la que siempre nos ha apoyado. A la que siempre le han importando las minorías oprimidas y discriminadas como nosotros. Grandes líderes comunistas de la historia han hecho de la homosexualidad una causa por la que luchar y son más que adecuados para que luzcamos sus fotos en nuestras camisetas. Si no se te ocurre a nadie a quién llevar, te recomiendo el Che Guevara: no importa si el Che organizó un campo de concentración -Guanahacabibes- destinado a nosotros, donde además, usó un lema nazi "el trabajo les hará hombres" porque lo hizo por la presión fascista de los ricos; poco importa si el Che descubrió en un momento dado que "realmente me gusta matar" porque, como líder pacifista y defensor del amor como nosotros, lo dijo en un momento que han sacado de contexto; lo que realmente importa es que opinaba que "mis amigos son mis amigos mientras piensen políticamente como yo" y, es por eso y por seguir sus sabias palabras, por lo que tenéis que alejaros de los gays farsantes.

A todo el mundo le interesa con quién se acuesta un gay de verdad
Para ser un gay de verdad tienes que contarle a todo el mundo que te acuestas con personas de tu mismo género. Y además, debes esperar de ellos una reacción de homenaje y reconocimiento. No te dejes engañar por los heteros hipócritas que fingen que no les importa, porque les importa a todos. Así que debes ir escogiendo el momento adecuado con cada grupo de gente, preparar bien la escena, ponerle un poco de drama, y en el punto exacto soltar el "soy gay". Tus amigos, si es que son tus amigos, deben aplaudir y reconocerte el mérito de ser gay. Los gays falsos no hacen este tipo de confesiones, y si las hacen, las hacen con naturalidad, ¡¡exactamente igual que un hetero diría que se ha follado a alguien nuevo!! Un gay de verdad nunca trataría este tema con naturalidad y normalidad, es demasiado importante para todos como para dejar que pase inadvertido en cualquier conversación.

Un gay de verdad no compra ropa de Inditex
A los gays de verdad se nos debe distinguir y debemos destacar sobre la multitud por nuestros colores y vestimentas poco comunes. Además, un gay de verdad tiene que sentirse a gusto tanto encima de unos tacones (si eres hombre) como dentro de unas botas militares (si eres mujer). Obviamente, esto implica que nuestra vestimenta debe ser adquirida exclusivamente en tiendas para gays y, preferiblemente, en barrios gays. Olvídate de comprar ropa en grandes franquicias capitalistas y globalizadas.
Puedes reconocer a un falso gay porque casi siempre lleva unos pantalones y una camiseta, ¡¡como los intolerantes heteros!!

Un gay de verdad ha desfilado alguna vez
Tienes que hacerte notar. Llamar la atención. Ser visible. Si no, nuestra lucha no servirá de nada. El movimiento LGTBIQ+ pone a nuestra disposición infinidad de desfiles a lo largo de todo el mundo. Cuidado, esto no significa que actualmente ya seamos visibles y por eso haya tantos desfiles, no te equivoques: hay que desfilar más. Y la mejor manera de que la sociedad nos acepte es que nos vean tal como somos: desnudos, pintados de colores, haciendo gestos obscenos, proyectando una imagen de hipersexualización, y agrediendo a los que no nos gustan (a los fachas, claro).
Un falso gay no mostraría demasiado interés en los desfiles y a lo mejor ni le atrae la fiesta gay.

Un gay de verdad fomenta la tolerancia
Debemos ser tolerantes: cualquiera puede acostarse con cualquiera; nuestros líderes políticos comunistas son sabios y siempre tienen un motivo loable para hacer cualquier cosa, incluso para insultarnos (lo hacen por presión de los ricos). Esto implica que hay que acallar a los fachas e impedir que todo aquel que piense distinto vaya a nuestro desfile, porque es "nuestro" desfile. Esta prohibición no es discriminar (eso es lo que hacen los fachas con nosotros cuando nos impiden entrar a algún sitio) sino defender nuestra causa. Y ten presente que, un gay de verdad siempre tiene razón cuando expresa sus opiniones y no sólo, no debe dejar que alguien más opine, sino silenciar las opiniones que son diferentes.
Un falso gay dejaría que los fachas hablaran, bueno, que ladraran y hasta se atrevería a valorar algún punto de vista diferente al suyo.

Un gay de verdad siempre reconoce la homofobia
Que no te engañen, detrás siempre está la homofobia y un gay de verdad es capaz de distinguirlo. ¿Que no te suben el sueldo o te han despedido? No tiene nada que ver con tu talento, es homofobia. ¿Que te insultan por la carretera mientras conduces? No tiene que ver con tu manera de conducir, es homofobia. ¿Que el estado no te da una casa? Es pura homofobia porque, en realidad, los fachas y los ricos mienten cuando dicen que no se puede dar casa a todo el mundo. Y qué casualidad que a los gays nunca nos toca. ¿Que el ayuntamiento de los fachas pone una bandera de España? Un gay de verdad es capaz de interpretar este gesto como homofobia pura porque esa bandera no nos representa. ¿Que el ayuntamiento de los fachas pone la bandera arcoiris al lado? Un gay de verdad es capaz de observar que la bandera arcoiris está unos centímetros por debajo de la española, lo que, en realidad es un desprecio a la causa.
Un falso gay no vería homofobia en todos estos ejemplos ni aunque le pusieran un cartel.

Un gay de verdad siempre lucha
Han pasado muchos años y hemos sufrido mucho. Mucha persecución y mucha discriminación. Un gay de verdad nunca olvida esto y siempre tiene muy presente la causa. Poco importa que haga 30 años que la homosexualidad dejó de ser considerada oficialmente una enfermedad y poco importa que vivamos en el país más tolerante del mundo. Un gay de verdad continuará reivindicando el derecho (aunque ya lo tengamos) de vivir en este nuestro país.
Un falso gay no tiene interés en la causa y la vive igual que vive que existe la electricidad, es decir, usando lo que otros han conseguido sin continuar la lucha.

Un gay de verdad se siente parte del colectivo
El colectivo gay lo formamos todos los gays de verdad. Nadie más que los gays de verdad pueden formar parte del colectivo. Es la manera en la que nos defendemos de los opresores y hacemos fuerza para enfrentarnos a la discriminación. Un gay de verdad siente, colabora y hasta respira por el colectivo. Un gay de verdad sólo sale de fiesta en los bares del colectivo, sólo compra ropa en las tiendas del colectivo, sólo lee libros y revistas con temas del colectivo, sólo escucha música del colectivo, sólo ve series donde salgan otros miembros del colectivo, sólo consume periódicos e informativos afines al colectivo y sólo tiene amigos del colectivo. Un gay de verdad no puede permitirse una mente abierta fuera del colectivo.
Un falso gay no se siente identificado con nuestro colectivo y hasta se atreve a pensar que tiene personalidad y vida más allá de ser gay.

Ahora ya sabes cómo debes ser si quieres ser un gay de verdad. No se te ocurra desviarte. Y recuerda que un falso gay piensa que todo lo anterior no favorece la causa, sino que lo hace contraproducente. Pásalo.

¿Qué te ha parecido?

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