¿Qué ha pasado aquí?


Escribo estas líneas aun desde el shock por las elecciones del domingo 28, sinceramente. La palabra es shock. Así hay que decirlo como es mi costumbre, la de escribir algo desde la más absoluta sinceridad.

Confieso también que me he equivocado totalmente en las predicciones de resultados. Muchas veces acierto pero esta vez no, en absoluto. Para abreviar solo diré que creía que Tezanos iba a volver a hacer el ridículo como hizo antes de las elecciones andaluzas de diciembre pero hete aquí, que no iba muy desencaminado. Se ha reído el último como dicen pero arrieros somos.

El motivo de mi más absoluto desconcierto es ver la movilización casi masiva de las fuerzas de izquierdas, muchas desde la candidez y desconocimiento manifiestos, para parar en seco lo que creen fervientemente: que iba a volver Franco casi en sentido literal. Agitar el “que viene la ultraderecha”, Vox en este caso, sigue funcionando y de qué manera, casi 45 años después de la muerte del dictador.

Poco parece importar para esos votantes que hacían largas colas ante las urnas llegando al casi 80% de participación que un gobierno podemizado con Sánchez traerá irremediablemente más paro, más impuestos y fiscalidad, más inseguridad jurídica, más trabas a la creación de empleo y a las empresas, más chiringuitos tipo ERE andaluz, más demagogia y estupidez progre institucional, más cesión al separatismo descarnado y crecido, más humillación a la nación española.

Todos esos jinetes del apocalipsis, que son muchos más de 4, han importado poco, prácticamente nada para que el PSOE podemizado que nos seguirá asolando, haya ganado con mucha claridad en casi todas partes.

Hablando un poco del otro lado, también debo confesar que no soy de Vox, no voto a Vox, o sea que nadie me acuse de escribir esto desde el rencor. Comparto eso sí algunas propuestas económicas, como bajar impuestos o la de revitalizar el discurso de la defensa de la nación española, la del orgullo de ser español tantas veces pisoteado y ridiculizado. Pero no puedo compartir el folklorismo colorista que adorna mucho de su paisaje, de paseos a caballo a lo Curro Jiménez de Abascal o la mención de estar armado en casa de uno…

No volváis a dar, Vox, munición gratis a gente de un país que cree aun que Franco está en el Pardo. Ya habéis visto que el miedo atávico a situaciones pasadas que la mayoría de votantes ni vivieron, que votan por herencia o por lo que oyen en la Sexta, da lo que da: que la izquierda siga ganando y con claridad parlamentaria.

La situación tras el 28-A es realmente dramática. Sánchez tiene una mayoría mucho más amplia que se traduce en más legitimidad. Pablo Iglesias detrás, cual buitre a la espera de que caiga la presa, o sea, dos o tres ministerios y alguna cadena de televisión. Un PP totalmente desarbolado, como árbol de hoja caduca en otoño, con un Pablo Casado recogiendo los restos del pecio que le dejó el marianismo. No importa mucho que sea un gran orador de ideas claras y cara de vendedor. Con eso, si no se es de izquierdas, no vas muy lejos al menos de momento. Y finalmente está un Ciudadanos de Rivera que está aun por definirse ante mucha gente y quitarse el sambenito de “veleta”. Puede recoger lo que queda del naufragio pepero y al electorado socialista que diga al final “dios mío, ¿qué hemos votado otra vez”? pero eso tendrá que esperar al menos 4 años.

Nos esperan tiempos duros en una España que nunca acaba de ver el final del túnel.

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