How to be bastante tonto
Sobre estas líneas, imagen que encabezaba el susodicho artículo en el Sunday Times


Hace unos días nos sacudió el orgullo patrio un artículo en el Sunday Times (ver aquí). De la prensa inglesa no se puede esperar gran cosa con relación a España, la verdad, y este caso del tal Chris Haslam no iba a ser una excepción. El susodicho va y tira de los estereotipos españoles para rellenar el espacio que le encargaron rellenar.

A decir verdad, los estereotipos tienen algo de verdad y si existen, es por algo. Que hay españoles como los define Haslam, es cierto: gente gritona, impuntual, desagradecida o que “beben vino tinto”. El problema es que los estereotipos los carga el diablo. Son en muchos casos, caricaturas con ánimo de ofender y son entendidos como algo mucho más en general de lo que son. Otro problema es cómo se entiende lo “general”, que no es el 100% de los casos sino algo que abunda pero en fin, es otro tema…

Al ver la furibunda reacción que tuvo el artículo de marras entre los nuestros, How to be Spanish, no pude por menos que sonreír y no cabrearme como el 95 % de los que lo leyeron.

Personalmente me declaro bastante anglófilo. Para serlo tienes antes que entender la psique inglesa que no es fácil. Es una nación que no acaba de creerse que ya no es una potencia colonial, que se ríe de sí misma, que mira a todo lo extranjero un poco por encima del hombro pero a la vez, tiene cierta admiración hacia lo que considera exótico, como puede ser España, por ejemplo.

Como buen anglófilo, estudié bien el idioma en su día, llegando incluso a acabar la carrera de Filología Inglesa. En esos días de juventud, me encantaba ir a Inglaterra, mezclarme con la gente, ir a los pubs, hablar con los que tenía al lado tomando una pinta, conversar con la típica viejita tipo Agatha Christie, observar sus modos y maneras etc etc. Me sentía bastante cómodo con su sentido del humor, su organización, su precisión en dar información oral o escrita y hasta con el tiempo grisáceo y cambiante.

Supongo que habiéndome criado en Asturias, es más fácil empatizar con todo eso. Y es que en Asturias realmente somos bastante anglófilos aunque la mayoría de la gente ni siquiera lo sabe. Y empatizo porque:
  • Tenemos un paisaje parecido con ese verde que todo inunda, aunque el nuestro es más dramático y montañoso.
  • Tenemos un sentido del humor parecido, ése de ironía socarrona fina, de seriedad de rostro, de exageración controlada y de autocrítica positiva y poco derrotista.
  • Tenemos una climatología parecida, ésa de veranos fresquitos y nublados, de sol y nubes alternos, de rachas de lluvia, viento y oleaje fuertes en ocasiones, lo que nos permite ir muy bien vestidos y a la moda (muy inglesa para entendernos).
  • Y encima tenemos hasta sidra pero con diferente sabor y significado social, eso sí.

El caso es que con la polémica, pude comprobar que seguimos igual aquí y allí: la prensa inglesa tirando de su ironía socarrona con otros países (lo que llaman “overseas”) con especial escarnio a los países del sur de Europa y aquí tomándolo todo a la tremenda, sin entender que el artículo es un panfleto satírico y humorístico propio de la era victoriana que es donde parece anclado el Times, sin más pretensiones. ¿Lo de “beber vino tinto” no suena a coña marinera? Creo que sí. En Inglaterra les gusta más el vino blanco.

El artículo hoy en día, cuando en España hay cientos de miles de residentes británicos y nos visitan unos cuantos millones al año, no tiene ningún sentido. Y no lo tiene porque en estos tiempos que corren, ya sabemos mucho de los países, entre otras cosas porque hemos estado en ellos y si no, ya está internet. Lo tendría en la época en que no se había inventado el turismo y la gente no se podía imaginar cómo era la vida en otro país. Entonces sí.

En España, como he dicho alguna vez en este medio, seguimos sin tener un sentido del humor sano sobre nosotros mismos. Al contrario, somos de poca autocrítica, a mi pueblo no me lo toques, a mi plato regional menos, y tú más etc. Y volvemos al tema del bajo autoconcepto que de España tenemos, lo que produce un complejo de inferioridad (sobre todo si la crítica viene de un extranjero) y un desaforado patrioterismo con lo más cercano, que defendemos en duelo decimonónico si hace falta. De locos.

Realmente y para terminar, artículos como éste de How to be Spanish, no ayudan, no aportan nada, sobran. Son como las pelis de tanto éxito en España, las de 8 apellidos, de humor burdo y facilón. Lo mismo.

Encima, como le dijeron al propio autor, “ayudas al racismo con esto”. Triste.

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