Por Lola Cebolla
El día que yo falte deseo que sea un día especial, de celebración.
Como si de una inauguración se tratase. La inauguración de mi gran obra maestra, una gran casa construida ladrillo a ladrillo, no recuerdo cuantas veces reconstruida, donde han pasado y vivido tantas personas. Seres queridos, y no tan queridos, quienes me amaron sinceramente y colaboraron a construírla, y otros que me envidiaron, sintieron celos o simplemente no me tragaron. Mi vida.
Esa obra que soy yo, que era, en la que muchos han pasado tan solo de largo, de visita y algunos llegaron para quedárse para siempre. A todos os dejo la responsabilidad de mantenerla, cuando llegue ese día será vuestra, con todos los recuerdos y lecciones aprendidas entre sus paredes móviles. Podréis hacer de ella parte de vuestro hogar, compartirlo con otros, modificarla, restaurarla y modernizarla para hacerla vuestra.
Deseo que de vez en cuando, recordéis que tampoco la construí desde los cimientos, ya me los encontré al nacer en la familia que me enseñó a ser independiente, no rendirme y luchar por lo que he deseado.
Puede que en nada se asemeje a aquella ruina que recibí, no ha sido fácil reconstruirla y llenarla de amor y cariño, en lo que quizás más trabajo invertí y de lo cual me siento más orgullosa.
De éste mi hogar, mi vida, conseguí rodearme de personas maravillosas, que hacen crecer, de las cuales pude construir una vida repleta de referencias positivas.
Quizás del mismo modo que encontré destrozos en mi hogar, encontréis a lo largo de vuestra vida alguna porción que jamás fui capaz de reconstruir, o simplemente arreglar.
Soy consciente de que existen grietas y algunos cristales rotos, puede que algunos de los muebles se hayan quedado anticuados y la necesitéis “amueblar” con nuevas ideas mejor adaptadas a los tiempos que están por venir. No dudéis en hacerlo, no es por vosotros mismos siquiera, es por los que aún quedan, los que deben llegar y tomar el relevo cuando sea el momento.
Muchos de los daños provienen del exterior, podéis verlos en las vidas de las personas que os rodean. Por mi parte, los he intentado reparar una y otra vez, hay heridas difíciles e indiscutiblemente necesarias que sanar. Yo y otros como yo lo hemos intentado durante toda la vida, pero hay personas a las que les duele ver el trabajo bien hecho y terminado, creativo y libre, desean imponer sus cánones y luchan contra todo lo que se diferencie. Esas personas carentes del sentido de la libertad no desaparecerán y deberéis tenerlo presente.
No es una tarea que podáis hacer solos, necesitaréis ayuda. Pedidla, trabajad incansablemente para mantenerla, no importa cuantas veces haya que hacerlo, siempre habrá partes que se dañarán. La vida es una prueba continua de constancia, paciencia, valor, esfuerzo, tolerancia, cariño y mucho amor, amor propio y por los demás.
No dejéis que nadie la construya por vosotros, creedme, si permitís que así sea, os escontraréis viviendo la vida de otra persona, os anulará y nunca podréis sentir que los logros y la vida os pertenezcan. No es fácil, y soy consciente de que cuesta. Habrá paredes que insistan en caer una y otra vez, los errores se repetirán como si del día de la marmota se tratase, serán vuestros errores, y aprenderéis, es la única forma en demasiadas ocasiones.
Parecerá que tú cambias y el mundo sigue igual; es así como suceden los cambios, vida a vida.
PD: No te olvides de agradecer cada día por todo lo que eres y serás capaz de hacer.
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