Lo que a mí me choca es la argumentación empática con el toro para atacar
la tauromaquia cuando la realidad del defensor del animal demuestra que su
argumentación va contra todo lo que huele a fiesta nacional de España. Y
esto queda sobradamente demostrado cuando se trata de defender a otros
animales y prohibir otras animaladas y costumbres que nada tienen que ver
con nuestra tradición y se producen también en nuestro suelo. Animales
estos que ni conocen ni conocerán la vida en libertad, animales a los que no
se les otorga ningún "derecho": y ya que los humanizamos
discriminadamente, y usando ese lenguaje sensiblero, esclavizados desde la
hora en que nacen para ser esclavos. Por diversión, por arte, por
alimentación, por capricho, por crueldad, por seguridad...matamos millones
de animales cada día. Comer mismo puede ser un acto lúdico, necesario,
suficiente, grosero, austero, artístico y también caprichoso. ¿Qué diremos
entonces de matar para comer? Para abortar seres humanos se aduce -entre
algunas cosas peores y sumamente posesivas y egoístas- planificación
familiar y se esgrime falta de recursos, y con ello se demuestra que lo más
superfluo, lo que nos sobra, es la vida. No puede gustarnos el hecho de
matar animales, pero uno no puede exigir que la humanidad entera adopte
su criterio mientras su criterio esconda la más mínima contradicción.
No entiendo lo del toro de Tordesillas como tauromaquia. Me parece de
una crueldad innecesaria. Dentro de una hora estaré escribiendo otra cosa
mientras almuerzo un bocadillo de jamón serrano y tomo una cerveza.
¿Qué es necesario? Ni siquiera me gusta la tauromaquia. Me produce
sentimientos encontrados: ¿dónde encontrados? ¿En qué punto conflictivo
se enfrentan los sentimientos encontrados? Precisamente en el objetivo de
los antitaurinos. Solo encuentro que en este tema de la tauromaquia no
tengo una postura de fondo que mantener, pero sí una opinión sobre los
argumentos.