Poesía de Pedro González-Barba
Hoy has traído las flores
del viejo y querido almendro,
esperado anuncio de una primavera
siempre presente en tu mirada
y, en las páginas de un libro,
he encontrado los versos
que sólo salen del alma.
Ahora beso los pequeños pétalos,
-rosados como tus labios-
como el viento haría con el árbol
que, de nuevo, ha sido testigo
del eterno milagro de la vida.
Y, al fin, comprendo que esas flores
son las que avivan mi esperanza
en una vida siempre renovada,
en el deseo nacido de un sueño
revelado por los ojos del amor.