Algo se movió en el alma al llegar la Navidad


Cada año, por estas fechas, nos planteamos algunas cuestiones; una de ellas es perfilar la conciencia para tratar de dilucidar nuestro sendero, en la medida que vamos hacia delante por el camino de la existencia. Este año, en concreto, han ocurrido acontecimientos desde el punto de vista social: la sequía, que nos concierne a todos; a nivel nacional el tema Cataluña (que, también, se ha propagado de forma internacional). Si añadimos, además de estos cambios, los que hayamos tenido cada unos de nosotros pues, todavía, con mayor motivo nos plantearemos dicho balance anual.

Ya hace más de un año que me cambié de casa... Afortunadamente guardo muy buenos recuerdos de mi antiguo barrio; de vez en cuando me gusta ir a dar una vuelta para charlar: “el hombre es un animal de costumbres” (Charles Dickens), nos recreamos en nuestras bellas remembranzas.

Cerca de mi antigua vivienda sigue mi farmacia abierta con un personal muy atento... pues, a todos ellos, les pasaba mis escritos en LETRA LIBRE, El Semanario... En dicha farmacia hay una bonita joven, Brigi, que tenía un padre poeta; digo tenía porque, a esta chica, una de las veces que pasé a hacer la visita de rigor, me dijo que había fallecido, y que, por estas fechas, lo estaban pasando francamente mal: “Se fue el 19 de enero de 2017. La tierra perdió un ángel, la música perdió un gran amante y los que lo conocimos y amamos, lo recordaremos con todo el amor del mundo. Te queremos” –me dijo su hija con un brillo especial en la mirada–; y es que “algo se mueve en el alma al llegar la Navidad” –le respondí emocionada a Brigi– ; y porque vemos normal que esto ocurra; no obstante, cuando nos toca en carne propia, es cuando nos damos cuenta del verdadero dolor de la pérdida humana, argumenté: “Un hombre polifacético que jugaba al fútbol y le encantaba la cerrajería, tocaba la guitarra y manejaba la acuarela o te hacía cualquier cosa con un trozo de madera: mi padre tenía muchos dones. Últimamente estaba en el grupo Reencuentro y componía canciones” –era Brigi volviendo a sus remembranzas paternas–. Querida amiga, el tiempo se encargará de ir amainando nuestra tristeza: la vida es una ruleta, gira y gira; mientras el dolor acampa a sus anchas, después amaina: lavemos la cara a todo” de cara a la Navidad.

(A la familia del poeta cantautor José Joaquín Romero García)

I

LA CARA DE LA NAVIDAD

Lavemos la cara a todo, pongámonos a soñar;
busquemos un buen motivo que llega la Navidad.

En estas fechas festivas nos debemos encontrar
con salud, buenos amigos, dinero para gastar;

pues la fecha se celebra con turrón y mazapán,
y el rayito de esperanza de alcanzar prosperidad;

pavo, pollo... en la mesa: marisco, uvas, champán:
El ama de casa se deja la extra que cobrará.

Y, cuando nos llegue enero, los Reyes no echarán
la lluvia, y un buen de trabajo, (al que pueda trabajar).

Lavemos la cara a todo, pongámonos a soñar;
gastemos nuestro dinero, pues llega la Navidad.

Cuando llega primero de diciembre los precios se disparan, debido a la paga extra; no obstante, la industria ya se ocupa de proponernos tentaciones que la expriman: generando necesidades ficticias: cenas, regalos, compromisos navideños de todo tipo...; y porque el mundo esta hecho de sueños, pensamientos, deseos de adquirir tales o cuales productos que puedan o no mejorarnos la vida. El realidad a quien más la beneficia o alivia es al empresario pues, dicho consumo, ayudará a despegar la economía para soportar la cuesta de los meses posteriores.

La Navidad sería maravillosa si este año lloviese y, además de acelerar las ventas, sirviese para aliviar los corazones, especialmente de aquellos que se encuentran vacíos de cariño y de ilusión. Los corazones perviven doblados por el dolor ante valiosa perdida de un padre tan maravilloso como el de Brigi... El mundo es una paradoja: cuando somos jóvenes nos complicamos queriendo poseer sueños imposibles pero, llegado la senectud, nos conformamos con tener una relativa salud, tranquilidad y un poquito de cariño... dado que, el cariño, es un jarabe terapéutico que alivia el dolor del alma y la tranquiliza, para todos aquellos que estamos sufriendo la seguía, están doloridos por la vida, poblados de tristeza y abandono, mi recuerdo navideño en estas fiestas que se avecinan: sepan que les entiendo y no les olvido: para todos mi rayito de esperanza / en estos cumplidos días:/ devuélvelos la alegría: ¡Oh Jesús, del alma mía, / permanezcamos alerta:/ atentos con la sequía.

II
(Pediremos a los Reyes agua clara y cristalina)

¡MENUDA SEQUÍA!

Los campos están sequitos, ahítas las esperanzas
de que las nubes nos colmen de un agua flamante y clara.

Ya nuestras gentes precisan la hierba fresca en el prado,
y ese aire limpio, extremeño, para que coma el ganado.

El verano ha sido tórrido; el otoño, otro verano;
el invierno es primavera, de un amarillo secano.

El verano larrrgo, larrrgo, cual incendio incontrolado;
más que incendio es Cataluña: nos han dejado quemados.

Los campos que están transidos; ahítas las esperanzas
de que los Reyes nos echen un agua flamante y clara.

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