Veteranos en Extremadura


Belén Santos, de 49 años de edad, es corredora de fondo. Empezó a correr progresivamente en el año 2000 por asuntos de salud y ganó su primera medalla en el 2002, (así seguirá hasta que Dios quiera: nos lo dio a entender con una mirada directa y asertiva, cuando íbamos por la calle, días antes de quedar en la cafetería). Su máxima meta es DOÑANA TRAIL MARATHON, unos 73 km., saliendo de Sevilla y culminando en El Rocío, delante de la ermita. Esta activa mujer, me dijo sonriendo:  “sueño con la maratón de Sevilla, de Barcelona, de Brasil, de Nueva York y el desierto; y ya de cara a pasarme al Triatlón”.

Belén ha llegado a la cafetería, donde habíamos quedado un día concreto para que me siguiese hablando del tema; lleva a su hijo de siete años agarrado de la mano. Ella, al tomar asiento, ha sacado de una bolsa una caja de cartón que enseguida destapa (mientras el niño duendea y nos alborota... Nosotras procuramos mantenerlo bajo control, cosa un tanto complicada ya que el chavalín es un rabo de aire). En un corto intervalo de tiempo he elegido una de tantas fotografías interesantes de su caja de recuerdos: concretamente en la que aparece ella junto a dos compañeras suyas, cuando fueron campeonas de Extremadura, en el  XIX MARATÓN POPULAR “CIUDAD DE BADAJOZ”. Subidas al podio están: Tina María Ramos, Belén Santos y Valentina Durán .   

Mientras pasan por mis manos otras tantas fotos interesantes, a Belén se le encienden los ojillos... Me explica que son compañeros suyos,  casi todos extremeños, muchos de ellos de reconocido prestigio nacional e internacional en el mundo del atletismo. Luego, me mira y se pone muy seria para decirme: “Oye, quiero hacer un homenaje a estas personas porque, para mí, es una satisfacción personal haber compartido muchas vivencias y amistades durante todos estos años.” ¡De pronto! va el niño y se levanta  para irse a jugar a no se dónde y Belén trata de sujetado, cosa difícil en una etapa tan inquieta por la que  está atravesando este duendecillo. “Ven aquí y siéntate, corazón; te tomas el zumo, mientras nos pintas un dibujo que te guste y, si te portas bien, te voy a regalar una cosita ¿vale?” –le propongo, no muy convencida de que me haga caso, la verdad– pero, el chavalín, me sorprende gratamente: se calma en cuanto se pone a realizar su tarea.       
  
Belén continuaba contándome que el mundo del atletismo le ha abierto muchas puertas, aparte de considerarlo su gran familia. Luego pasa a darme nombres de veteranos, como: Antonio Estepa, Antonio María Ávila, Félix Cabaña, Francisco Cortés, los hermanos Covarsí, Ángel Paredes, Pepe Macías, Eduardo Subirán, Ángel Moreno, Manolo Unión, Antonio Nuñez (rondan entre los sesenta y más de ochenta años que cuenta Feliz Cabaña, el veterano de todos ellos que aún sigue corriendo). 

También enumera a sus compañeras, entre ellas: Tina María Ramos, Valentina Durán, Fátima Mancha, Encarna García del Amo, María Morcillo y a Mª José Méndez: “la abuela que vuela”.

De todas estas personas, tanto mujeres como hombres, Belén guarda vivencias especiales: cuando nació su hijo. También, me cuenta, que ha pasado por momentos difíciles en los que  ha notado el apoyo del grupo y en el que  sus amigos han estado ahí.

Las dos vemos que el chiquillo se levanta: parece ser que se ha cansado de pintar para nosotras. La madre le da un euro y se va a corriendo a jugar a la máquina... “Este niño consigue todo lo que quiere: no soy capaz de reñirle...” Belén parece toda una madraza, si lo sabré yo. 

“El atletismo no es sólo correr” –continúa diciéndome–;  “el atletismo es un camino de metas personales pero, de marcada solidaridad, pues la amistad es lo más bonito del mundo. Y este es el mayor trofeo que puedo presentar y, por eso, se me ha ocurrido hacer este homenaje a mis amigos deportistas veteranos”. 

Belén, textualmente, destaca a dos de ellos: “a Antonio Estepa, que es como un padre para mí, y a Antonio María Ávila, que es como un hermano: son excelentísimas personas y un ejemplo a tener en cuenta para la sociedad entera”.

Decir que tienen de especial –Belén me responde resuelta–, entre otras cosas que “Antonio Estepa (gran militar) que es pionero del atletismo extremeño y nuestro Fondista Pacense por excelencia; él es el presidente de nuestro club, un claro defensor del atletismo femenino y un gran apoyo para todos nosotros pues, es el que más años lleva, ya que tiene 73 años, camino de 74. Y de Antonio María Ávila (Concejal del Medio Ambiente del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Badajoz. Aficionado al deporte, cetrería, fotografía, micólogo...) que es un gran político que  se comporta como un caballero: ayudando a las personas; por eso, los dos merecen este reconocimiento especial, pese a quien le pese; y porque a las personas no se las cataloga por las ideas políticas ni religiosas sino como son, de corazón”. 

Resumiendo: “Del resto de mis compañeros decir que son, también, maravillosos y grandes luchadores, amantes de su familia que trabajan  y compiten: Que sepáis que os admiro a todos, y que va para vosotros mi reconocimiento”. 

Ya nos íbamos cuando le ofrezco al chavalín su pequeña recompensa por haberse portado como es debido: le doy un gran beso y una moneda que agradeció con su natural entusiasmo. Mientras, Belén, me decía: “otro día quedamos en domingo y sin el niño, así charlaremos más tranquilas”. Lo que, a día de hoy, ella no sabe es que la inquietud del niño me ha venido de perlas para confeccionar este sencillo homenaje: “¡Gracias, Junior!”   

También damos las gracias a Belén por ser como es: si hubiera más personas como ella, bien seguro que la sociedad se sentiría más completa y sin tantos sinsabores. El ser humano busca una chispa de cariño y un poco de reconocimiento, sobre todo de las personas que nos rodean y nos quieren: que cunda el ejemplo de estos veteranos en Extremadura en beneficio de toda la sociedad.

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