Los últimos resultados en las urnas hablan de que estamos llegando a una clara resolución ideológica: Se están formando dos grandes bloques que, con el tiempo, si no llegan a entenderse, terminarán por enfrentarse.
Lo que le ha pasado a Cs ha sido la punta del iceberg que ha colmado el vaso: El grupo naranja podría haber pactado, en su día, con Sánchez para desbloquear la situación y, a esta hora, gozaría de mayor consenso; sin embargo, Rivera, el soñador, parecía dar signos de no tener clara su posición, y eso le ha pasado factura en las urnas; entre otras cosas porque sus anteriores movimientos tampoco han sido acertados; es una pena, ya que, Cuidadanos, bien pudiera servir de nexo de unión para el desbloqueo: prestarse al juego del centro derecha-izquierda, con el fin de diluir la creciente obsesión que nos devuelve al enfrentamiento de antaño.
Las grandes ideologías deberían ceder en algunos casos para garantizar la seguridad y prosperidad nacional; no obstante, mientras Sánchez (el absoluto y narcisista) ocupe el Palacio de la Moncloa, hallaremos a su paso un creciente encone social: La derecha parece empujarle a negociar con los grupos minoritarios, y Sánchez pretende mantener la presidencia a cualquier precio.
A estas alturas hemos entendido que él no pensaba negociar, sino ir a elecciones para intentar alcanzar la mayoría y así gobernar en solitario; como resultado, lo que ha conseguido es que la situación le sea menos propicia; luego, al término de las elecciones, le urge llegar a acuerdos, por diversos motivos: los resultados a la baja de su partido, el colapso económico que ya era una muerte anunciada, los presupuestos que claman al cielo y el fortalecimiento de Vox en el tablero político... –Los simpatizantes comentan que Vox no es el coco, que se ha formado por votantes que pertenecieron al PP, a los desilusionados del PSOE, y los de la fuga del Cs, entre ellos, también, los de Unidas Podemos.
Esta situación se ha producido porque, lo que más necesita y, después, desea el español de a pie, es solventar el paro y proteger la integridad nacional; de ese modo se han perdido unos preciados votos que han pasado a la zona contraria en estas ultimas elecciones; y ha ocurrido, entre otras cosas, por estar su líder en la inacción política, eludiendo responsabilidades con respecto a Cataluña, esperando a que pasasen las elecciones para hacer sus composiciones de poder, mientras predicaba la tolerancia; no obstante, sí se ha ocupado de avivar las ideologías contrarias (con el traslado del dictador en época electoral: craso error) las que, –a muchos–, les ha interesado enardecer la vieja postura, aunque, derecha e izquierda se vean las caras en el futuro, ya que, unos ejercen el poder mientras otros se quedan en la oposición, y eso, a fin de cuentas, es la gobernabilidad de un país.
Estamos asistiendo a un claro deterioro de la democracia por estar llevando una política débil y fragmentaria, con unos acuerdos socio-económicos que crispan al personal; se están produciendo altercados, fugas de capitales, debido al tinte social- comunista que se perfila en nuestro país.
Aparte de los dos grandes bloques, observamos en el tablero político una gran diversidad que queda en espera de acuerdos que se vayan a realizar con el PSOE. Urge... y ahora a nuestro presidente, empezar cuanto antes: En unos cuantos años veremos los resultados de las gestiones realizadas entre Sánchez e Iglesias, sumados los de las distintas ideologías minoritarias; en este transcurso de tiempo es probable que la economía empeore, la educación se descoloque: nos van a llover más preocupaciones. El último desplante: los reyes en Cuba. Se están produciendo constates jaques a la monarquía para destituirla.
Cada político habla desde su verdad ideológica; más mira la verdad humana por el bien del hombre, no el interés del chiringo de turno. Se puede subir el salario mínimo interprofesional, los políticos prometer el oro y el moro para obtener nuestro voto; no obstante, son los autónomos, las grandes empresas, los agricultores, etc., los que generan riqueza. De antemano sabemos que la economía está en recesión, luego es probable que gran parte de los proyectos presentes y futuros terminen en la cuneta. Para empezar “La Bolsa española ha recibido con pesimismo el acuerdo alcanzado entre el PSOE y Unidas Podemos para formar un Gobierno de coalición”.
De ello se percibe que es el capitalismo el que genera riqueza; al que, por otro lado, se le debe vigilar con lupa, para que el empresario no se extralimite con los trabajadores (y aquí es donde entran en juego los sindicatos...); porque es positivo e enriquecedor llegar a acuerdos sin fulminar la ideología contraria, ni demonizarla; y como bien dice Felipe González: "Nunca aceptará un acuerdo de Gobierno que suponga romper las reglas de convivencia y de igualdad entre españoles".
Preciso es que del diálogo se pase a la acción y viceversa: El Señor Sánchez no se puede estar de convidado de piedra con los catalanes, por si llegan a ser socios con el resultado de las elecciones; está bien que se apoyen a las mujeres, aunque no valga para frenar las agresiones; está bien que dialoguemos amplio y tendido, pero no está valiendo para frenar los odios; se puede pregonar un salario en alza pero crece el paro y no se sabe si van aguantar las pensiones; se puede pregonar modernidad, progresía o libertad sexual, pero crecen las violaciones, abusos, drogas e inseguridad ciudadana.
Cuando la vida diaria se nos caiga a pedazos, saldremos a la calle para decir al político de turno que lo que hemos elegido no funciona, pues el que nos prometió el oro y el moro nos ha fallado. Para entonces será tarde: De inmediato pediremos el cambio para ver qué nos promete fulano o el mengano... Y vuelta a empezar, ya que es bueno tener ilusiones ¿O no?
¿Se puede vivir de ilusiones? Se pueden tener ilusiones, sí, pero se vive del trabajo; ya que las distintas ideologías o acuerdos son factibles siempre que no tumben la economía del país: de nada vale achuchar, una y otra vez, si no cuadran las cuentas (nos comeremos la ideología con patatas); no se puede "matar a la gallina de los huevos de oro": asfixiar a las grandes empresas, a los bancos, a los autónomos con constantes subidas de impuestos, sería el principio del final: "pan para hoy y hambre para mañana"; y eso le puede ocurrir al señor Sánchez, ya que “una cosa es predicar, y otra cosa es dar trigo".