Poema para un ocaso bohémico de autodestrucción acelerada


El mal, que en sus recursos es proficuo, jamás en vil parodia tuvo empachos:
Mefistófeles es un cristo oblicuo que lleva retorcidos los mostachos.
Amando Nervo

No deberías recorrer estos lúgubres lugares opacos
de torcidos adictos en el vicio regular y cuentistas pérfidos.
Y sigues habitando y recorriendo, esquinas y muros,
encendiendo y apagando continuamente
cada cigarrillo que deja extensas manchas en tus dedos,
y torcidos renglones abatidos en tus rodillas.

Temibles ámbitos donde debes cerrar tus ojos
pusilánimes de grafía ebria y oratoria bohémica,
como aquel que ingiere a escondidas verbos pretéritos imperfectos
y plebeyos, cual soldado de amor aliquebrado.

Son habitáculos acelerados, donde inútilmente
el éxtasis se difumina apretando tu bolsillo,
extrañando aquellos olvidados recuerdos.
Sal, despídete deprisa, aléjate y desaparece,
-bendice tu alma cual estilográfica confiesa tus versos-
rápidamente, veloz como gacelas ataviadas
aromáticamente sobrevolando ínsulas extrañas.

Autodestruirse para no reconocerse en esas
viejas costumbres, ¿para qué gozar así sin ser amado?
¿Gocemos para ser amados? ¿Amados para no gozar?
Todo se va nublando, cegando la vista fatigada y el cuerpo
trastornado, herido insanamente desalentado.

Solo esperar la no caída es una cárcel sin un veredicto
aún sin confirmar. Apártame de esta inútil burla
donde me enseñaste la primera lección, la renegaste
a un triste juego, que en un principio era muy deleitable
pero acabó en un laberinto inacabable perturbadamente.

Salir para volver a entrar, entrar para no salir.
Siempre el mismo ocaso bohémico de autodestrucción acelerada.

¿Qué te ha parecido?

Artículo anterior Artículo siguiente


__________


¿Te gustan los contenidos de LETRA LIBRE? Forma parte y aporta lo que quieras.


¡GRACIAS!