Nuestro embajador en las letras y su nuevo libro: Poesía social en Extremadura


Los grandes estudiosos son imprescindibles en la sociedad para confeccionar la historia hasta nuestros días. Tales hombres aportan luz y conocimiento, pues sin ellos estaríamos perdidos: Tendríamos unas referencias un tanto ambiguas en temas concretos, por ejemplo: en cuanto a la manera de catalogar las letras en nuestra región de forma extensa y profunda, ya que son las que pueden ejercer su influencia en el panorama cultural dentro y fuera de España.

Confieso que he tenido la suerte de conocer a uno de los grandes investigadores de la lengua y, también, la de beber en su fuente, pues lo tenemos como el mejor especialista de la poética extremeña. Aunque sea semejante a los demás, como cualquier ser humano; no obstante, si nos adentramos en la actividad del estudioso, iremos poco a poco desgranando a tan significativa personalidad que porta una vida cuajada de trabajo: Lecturas, estudios, conferencias, publicaciones, desplazamientos, entrevistas, se solapan en la agenda de una persona humilde, entrañable y vital; la que, a pesar de su sapiencia, sigue desarrollando muchas de sus cualidades.

Me estoy refiriendo al biógrafo, profesor y ensayista Don Manuel Pecellín Llancharro; un hombre que, además de sus continuas exploraciones lingüísticas, tiene por costumbre viajar fuera de España acompañado de su esposa, un matrimonio amigo, y como él dice: “una buena guía impresa”. La última escapada ha sido a Rusia, pues hasta la presente lleva realizados unos 20 viajes al extranjero.

De vez en cuando aparece en Badajoz nuestro embajador costumbrista para informarnos de su última experiencia viajera (social y cultural), en la que acostumbra a tomar apuntes, ya que en el alojamiento se deja el ordenador, junto con una representación de productos extremeños: Que para andar el camino, por esos mundos cansinos, hay que llevar un jamón, queso, lomo y un buen vino, pues “nuestro Manolo extremeño” ya no es tan niño: debe cuidarse. Él sabe que si no halla buena comida por esos lares, a la hora del yantar siempre queda la opción de acogerse a las exquisitas viandas que suele llevar como provisión.

Entre viaje y viaje –no olvidemos que va muy bien acompañado– apenas cesan sus publicaciones: La mayoría son artículos que leo con fruición, y que, generalmente salen cada semana en el Diario HOY de Extremadura; a menudo le envío una mínima impresión sobre el último, el que suelo colgar en mi Twitter y dejar a mis seguidores sus trascendentales críticas, pues a nuestro Manolo: embajador extremeño, toda obra impresa que circula o le viene a las manos le concierne para engrosar su caudal de profundo conocimiento.

Con el transcurrir de los años su actividad intelectual ha dado paso a la difusión de “diez volúmenes del compendio de Bibliografía extremeña, y una historia de la Literatura en Extremadura”; sin contar considerables publicaciones en revistas, antologías, y libros literarios. El último trabajo es una interesante e imprescindible antología, titulada: Poesía social en Extremadura, de la edición Beturia Ediciones, editado por Liber Factory, la que según palabras textuales del profesor Pecellín “ha tardado unos dos años en confeccionar, aunque no en tiempo completo”.

La obra lleva prólogo de José Iglesia Benítez (Poeta, Editor, Crítico literario...), y es una sustanciosa recopilación de 39 poetas los que configuran una cuidada biográfica de escritores. Con el despliegue de cada autor le acompaña el poema correspondiente, en algunos casos dos (de gran acierto en la elección). Posee un léxico culto, con incontables referencias bibliográficas, las que completa esta cuidada antología que va estructurada de forma progresiva: Se inicia con Bartolomé Torres Naharros (1485-1550), y termina con Dulce Chacón Gutiérrez (1954-2003).

Llama mi atención de la citada antología las graciosas y poéticas descripciones de Sánchez de Badajoz, el abuso de los poderosos en el poema seleccionado de Luis de Miranda; también el tono manriqueño de Gonzalo de Figueroa, o el ingenioso soneto de “El Brocense”; es muy interesante la réplica poética a Quevedo de Lorenzo Ramírez de Prado... etc. Pero quizás sea Gregorio de Salas el que me ha sorprendido con una décima del siglo XVIII de las “más demoledoras de nuestra región”, que expongo: "Espíritu desunido / anima a los extremeños; / jamás entran en empeños / ni quieren tomar partido; / cada cual en sí metido / y contento en su rincón, / huyen de toda instrucción; / y aunque es grande su viveza, / viene a ser por pereza, / los indios de la nación".

A medida que se avanza en La poesía social en Extremadura, encontramos a dos mujeres con un claro repunte feminista: me refiero a Vicenta García Miranda (1816- 1887), y a Carolina Coronado (1820-1911), estudiadas por Carmen Fernández-Daza Álvarez (Escritora, Ensayista, Academia de Extremadura de las Letras y las Artes...).

La antología continúa con poetas de renombre como Gabriel y Galán, Enrique Díez-Canedo, Luis Chamizo, Eugenio Frutos, etc. No obstante me he detenido en la grandeza de Jesús Delgado Valhondo (1909-1993), donde Álvarez Buiza (discípulo), habla de ”el poeta extremeño más importante del siglo XX...” recuerda cuando su amigo Delgado Valhondo le recitaba los versos de Conrado Nalé: "¡Qué sencillo / es a quien tiene corazón de grillo / interpretar la vida esta mañana!".

Le siguen: Pacheco, Álvarez Lencero, José María Valverde, Félix Grande, Gabriel y Galán, etc., me detengo, conmovida, en Lola Santiago, casi al final de la antología... De ese modo el profesor Pecellín ha ido investigando a lo largo del tiempo, hasta convertirse en un especialista de la lengua: José Iglesias habla de él en el prólogo, cuando se refiere a un “conocedor como nadie de la literatura extremeña”.

La poética va mucho más allá del razonamiento, se viste acorde con su época: El poema es una forma de versionar el mundo. Hay una frase de Aristóteles que dice: “En la poesía hay más verdad que en la historia”. José Iglesias la reafirma en el prólogo de La poesía social en Extremadura, cuando escribe: “un gran número de poetas critican en sus versos los vicios sociales con los que les tocó bregar en la vida.” Por ello son los grandes estudiosos como Pecellín Lancharro, imprescindibles en la sociedad, para investigar, recopilar, etc., aportando luz y conocimiento a la cultura de nuestros días.

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