Por Lola Cebolla
Te paras a pensar y haces la cuenta del número de personas responsables, honestas y cumplidoras que has conocido. La media es bastante mala. Cuando eres joven crees que madurar y convertirte en adulto es convertir principalmente esas cualidades en realidad, en parte de tu forma de ser y actuar.
Falso, existe una gran parte de ellos que se hace adulto sin tener en cuenta ninguno de esos valores que tus padres te enseñaron. Miras alrededor y ves tanto mediocre, irresponsable, pasota, deshonesto y desinteresado que llegan más lejos que tú, que te hace cuestionar si realmente no has hecho “el tonto” creciendo y madurando.
Te preguntarás cómo ellos consiguen alcanzar todo aquello que a ti te cuesta tanto. Lo desconozco, no tengo referencias, nadie me enseñó a ser distinta.
Siento decirte que no puedo educarte de otra forma. Se supone que siendo honesto, cumplidor, esforzado, responsable y competente llegaras al lugar que te propongas. No es que no lo haya conseguido, por el momento no me puedo quejar, aunque tengo que confesarte que te sentirás desmotivado cuando veas los irresponsables crecer y tal vez alcanzar mejores puestos que tú.
Quizás te desesperes cuando observes la falta de interés de aquellos con los que trabajas por realizar un trabajo bien hecho. Te angustiarás cuando los deshonestos consigan más y más poder e incluso intenten controlar tu vida.
Te deprimirás cuando los incompetentes profesionales, lo sean por voluntad propia y aún así parezca que sufren menos para llegar al mismo lugar que tú.
Me gustaría enseñarte a vivir en este mundo hipócrita y falso donde la gente normal escasea o tal vez se esconde. Pero no me enseñaron cómo hacerlo de otra forma.
Sí te cuento que aunque sientas todo esto, rabia, depresión o impotencia, algo puedo enseñarte.
No mirar lo que hacen los demás, ni hasta dónde pueden llegar. Dedícate a cumplir tus sueños. Constrúyelos en el aire, da forma a cada detalle, recréate en tu imaginación y sonríe, disfrútalo mientras lo haces.
Acuéstate cada noche construyendo el siguiente paso y amanece cada día dando ese paso más, acercándote a él. Planifica. No tengas miedo de sufrir por el camino, te decepcionarás más veces de las que crees soportar. Solo quien se puso a prueba y lo intentó consiguió alcanzar la meta. Si te paras tienes la absoluta certeza de que nunca lo conseguirás. Muchos te intentarán convencer de que estás loco, te pintarán tus planes de color grisáceo. No les prestes atención, solo tienen celos de quién es capaz de vivir su sueño.
Vive cada día acercándote un poco más a todo aquello que deseas para tu vida, y si cambias de opinión, cambia de dirección. Pero nunca mires qué hacen los mediocres a tu alrededor.
¡Hay tantas cosas que tengo que enseñarte y que sé que querrás aprender por ti mismo! Pero aquí lo dejo, en todos estos apuntes. Si un día no estoy y necesitas respuestas, quizás alguna de estas líneas del blog puedan hacerlo por mí.