Por Kino Navarro
A Mercedes de Santiago, tu rostro es alegría. Pues benditos motivos alegres.
Donde el tiempo de inclinarse y erguirse es la única medida exacta de la vida.Me cansa, me hastía fumar, malgastando las cenizas,
André Breton
como los pájaros indecentes de la igualdad cansina.
Hastío de días que se derrochan ineptamente.
He querido regalarte una canción pero hay maricones
enfundando las espadas absolutas. Me cansan los maricones
de esos tiempos de basura inflamable.
Si lo pienso, me compadezco, me paro y los veo
en los triángulos terribles. Sigo compadeciéndome. Tristemente
apiadándome del anestésico inevitable.
Maricones, maricones y maricones.
Solía y quería compadecerme.
Ahora llora, sigue llorando. Me compadeces, pero terriblemente.
No se han ido, siguen aquí. Pensé que tenía una vida, mientras
el cigarrillo se desvanecía. ¿Fumar mata, dicen? Ellos me matan
con su aliento imperfecto. La hipocresía se inclina como ese
zapato que no sabe descifrar la raíz cuadrada.
Maricones sectarios y totalitarios, cilindros obsoletos.
Y siguen volando maricones, maricones en raíces cuadradas.
Me cansan, me hastían. Basta de maricones.
Me cansas. Me cansáis.
Kino Navarro
Sevilla, abril 2016