La tristeza me ha tornado invisible


A Ignasi Vilanova, porque los dos amamos a esa Celalba, de distintas maneras, pero ella también me pertenece. No sé cómo agradecerle tanta amabilidad. Gracias a los dos.
Los observo y ellos no pueden verme porque la tristeza me ha tornado invisible.
Hesnor Rivera
Triana y Cádiz.
La Viña y Sevilla, pero siempre Cádiz,
y mi calle María de Arteaga. Mi tío abuelo,
y ellas, Bata, Loly y Carmela, ángeles
pronunciando lo inefable, alzando al vuelo
la belleza de la Cruz Verde,
mi Cádiz, mi madre. Siempre Cádiz, y siempre
mi madre. Cádiz y Triana,
mi infancia, mi madre. La sangre.
Toda la bendición. Toda esa gracia que vuela y vuela.
Siempre mi madre. Aquella que supo parirme
entre gozos barrocos y llevarme a Triana,
y darme la facilidad de los aires bienvenidos,
y Las gaviotas infinitas de la Caleta.
Déjame que te quiera, que me ebrie
de todo. Que sangre de borrachera,
de alegría. Quererte es demasiado,
observarte en los desayunos y embobarme de ti;
sí, tuve una vida, y mi vida fue los callejones
las calles extensas, de los invisibles. Esa es mi vida,
esa es mi Cádiz y ese soy yo con el levante,
el alucinado persistente que bebe y bebe,
que ríe y ríe, y llora y llora, que no decae.
Siempre Cádiz, siempre mi madre.
La vida te da, la vida va,
siempre Cádiz, siempre mi madre. Mi madre.
La creación. Y allí en el infinito ella. Siempre ella.
Mi madre. La Viña, esa calle de San Jacinto.
Pero siempre ella, mi madre.

Sevilla, 24 de julio 2015

¿Qué te ha parecido?

Artículo anterior Artículo siguiente


__________


¿Te gustan los contenidos de LETRA LIBRE? Forma parte y aporta lo que quieras.


¡GRACIAS!