como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Jorge Luis Borges
Yo quisiera darte tantas cosas
pero no las encuentro en esta boca hundida
y las rebusco pero no aparecen
parece que se esconden tímidamente,
se escapan como cobardes bestias de lo inapreciable.
Y me desengaño totalmente y aún que no quiero
el querer se deviene y estos cigarros me matan,
me desespera el aliento, y me quedo sin el aire
que nunca extraña los devaneos, y el mechero
es una carga pesada y lenta dentro de mi cuerpo
que agota pausadamente pero intensamente,
y la lluvia de la bebida interminable decae
como el verso que no dicta métrica.
Si te hubiera dado tantas cosas y no tantas falacias
otro misterio hubiera germinado y las boquillas
de estas cenizas ilimitadas callarían locamente.
Rebuscar, registrarse en la nostalgia, avanzar
en la penumbra , deslucir la sublimidad,
delimitar tanta necedad, para ocultarse
en la misma evacuación que no se multiplica
pero se configura en raíz matemática.
Me transfiere pereza, tanto agotamiento
que no pronuncio ni la nicotina, pero tú me irás
diciendo y dictando las deficiencias ocultas,
y me sigue agotando este tabaco y tu solo miras
los forrajes utópicos y yo iré odiando más el sexo,
porque pensaba que te acordabas de las sonrisas;
eso pensaba y pensé torpemente.
Sevilla, 30 de julio 2014