Por la alumna D.M.
Luces del cielo.
Estrellas de aquella noche perfecta
crean ilusiones en personas despiertas,
cumplen sueños e ilusiones,
llenan de pasión los corazones.
Luz que llena la madrugada,
luz que ciega al que se para a contemplarla.
Lunas que iluminan los desiertos con su blanca cara,
tiñendo como la aurora la arena clara.
Palabras que no quieren decir nada.
Silencio que se interrumpe con una mirada.
Noche de invierno templada.
Amaneceres de color escarlata.
El sueño curará todas las heridas.
Sentirte pequeño en un mundo tan inmenso,
jugar con las hojas para pasar el tiempo,
pensar en ti en todo momento,
nunca dudar de mis sentimientos.
Unos papeles que se los lleva la brisa,
una mañana que hizo ventisca,
un sueño por una sonrisa,
una lágrima por la mejilla.
Una noche de un diciembre helado,
una esperanza que dejaste de lado,
un corazón que siempre ha esperado,
una ilusión que sigue aguantando.
Musa, tú que llegaste desde tan temprano,
tú que me recuerdas el pasado,
tú que sabes lo que me ha pasado,
tú que has hecho tantos milagros.
Oí que con la lluvia llegaría el verano
y aún estoy aquí intentando
tener fe en aquello que me han contado
mas ya mi esperanza se ha agotado.
Morfeo, tú que por la noche llegas sin esmero,
escucha mis ruegos
y cura mis sollozos sin consuelo,
aunque sea sólo mientras en tus brazos me duermo.
Una llamada más de las musas.
Pensé en ti y se me escapó un suspiro,
me miraste y me llené de alivio.
Me dijiste "te quiero" y me quedé sin aliento,
me besaste y el corazón me dio un vuelco.
Soñé con decírtelo hace mucho tiempo,
pero siempre tuve la suerte de fallar en el intento.
Tu perfume llegó a mí a través del viento,
y la única sensación que me produjo fue un estremecimiento.
La suerte se convirtió en mi aliada,
empecé a pensar en todo y no decir nada
mientras tú me amabas con tu dulce mirada.
Cuando me cogiste la mano me enamoraste.
Las lágrimas se convirtieron en besos cuando me abrazaste,
mas aquél fue el final cuando tú me despertaste.
El jardín, el jardinero y la rosa.
Jardín tan grande,
jardín tan bello,
que sueño fuera siempre
del artista jardinero.
Jardinero que trabaja
con pasión y devoción,
jardinero que en ese jardín
cumplió su ilusión.
De repente un día se enamoró
de la obra de arte que él creó,
era una pequeña rosa;
dulce y hermosa;
que de él se encandiló.
Era una rosa juguetona,
simple y picarona
que el amó
y siempre cuidó.
No se quiso separar
y procedió a cortar,
pensando que con él
siempre la podría llevar.
La rosa un tiempo duró
hasta que sus pétalos tiró
y como todo al final
la triste rosa, murió.
Triste jardinero,
que por codicia y amor
a su compañera
un día mató.
Consuelo no encontró
ni obras de arte creó
y con la amarga agonía
un día desapareció.