La lírica española hasta 1939
Texto: © Carlos Navarrete Navarro

Durante los primeros años del siglo XX se publican los libros más característicos del Modernismo español: Alma de Manuel Machado, Soledades, de su hermano Antonio, Arias tristes y Jardines lejanos de Juan Ramón Jiménez y La paz y el sendero de Ramón Pérez de Ayala. En dichos poemas se buscan los efectos plásticos, ambientes de valor simbólico y el ansia de renovación y musicalidad. También abundan los poemas inspirados en la lírica popular. Entre los grandes poetas modernistas destacan Manuel Machado y Francisco Villaespesa.

Poetas más característicos de la llamada Generación del 98 son Unamuno, que consideraba la poesía como la más alta expresión del espíritu, (Rosario de sonetos líricos, Romancero del destierro ) y Antonio Machado que con sus cuatro grandes poemarios, Soledades, Campos de Castilla, Nuevas canciones y Cancionero apócrifo, recorre desde el Modernismo, el regeneracionismo, los paisajes de Castilla, la poesía sentenciosa de corte filosófico y los apócrifos. Sus últimos poemarios, Canciones a Guiomar y Poesías de la Guerra, recorren el amor encontrado y el horror de nuestra Guerra Civil.

Hacia 1914 el Modernismo se da por acabado, apareciendo una serie de poetas muy influidos por las diversas vanguardias que recorren Europa y se van asentando poco a poco en España. El camino del neopopularismo, abierto por Antonio Machado, es continuado por Juan Ramón Jiménez y Fernando Villalón entre otros. Juan Ramón Jiménez concibe toda su obra como un único libro, esto le llevó a realizar diversas antologías de sus obras: Poesías escojidas, Segunda antolojía poética y Tercera antolojía poética. Su obra es una unidad en la que se van integrando sus nuevos textos y se corrigen los anteriores. Él mismo distingue en su producción tres etapas: la estapa sensitiva, de tono intimista y doliente; (Ninfeas, Almas de violeta, Rimas, Arias tristes, Jardines lejanos, La soledad sonora) la etapa intelectual, en la que se abre a las vanguardias y es claro antecedente de la poesía de Lorca (Diario de un poeta recién casado, Eternidades, Piedra y cielo y sobre todo La estación total ) y la tercera etapa denominada suficiente o verdadera, realizada en el exilio.( En el otro costado, Dios deseado y deseante ) Otro autor muy influido por las vanguardias es Ramón María de Valle-Inclán, que aunque destacase en teatro y novela, también escribió dos grandes poemarios: Aromas de leyenda y La pipa de kif.

Pero es sobre todo con los miembros de la llamada Generación del 27 con los que la poesía alcanza su cénit. Entre ellos destacan: Pedro Salinas, que cultiva desde una poesía de pureza estética juanramoniana con abundantes elementos futuristas (Presagios ), hasta una última poesía donde expresa nostalgia y resignación. (La voz a ti debida, Largo lamento ); Jorge Guillén, considerado el representante más claro de estos poetas de la poesía pura (Cántico, Clamor ); Gerardo Diego, en el que alternan desde el vanguardismo más radical hasta el neopopularismo, el neogongorismo y los moldes clasicistas (Manual de espumas, Fábula de Equis y Zeda, Viacrucis, Soria ); Vicente Aleixandre, que expresa en tono pesimista el ansia de fusión con la naturaleza con tonos superrealistas (Ámbito, Pasión de la tierra, Espadas como labios, La destrucción y el amor ); Emilio Prados, influido primeramente por Juan Ramón Jiménez y el neopopularismo andaluz y posteriormente por el superrealismo (Tiempo, Misterio del agua, Cuerpo perseguido, Cancionero menor para combatientes, esta última de claro acento republicano) y Manuel Altolaguirre, claro exponente del poeta que en sus versos muestra el anhelo de unión con la naturaleza, al estilo juanramoniano y de Salinas. (Las islas invitadas y otros poemas, Ejemplo, Soledades juntas)

También de la llamada Generación del 27 son los poetas: Rafael Alberti, que recorre en sus diferentes etapas todas las tendencias poéticas: poemas creacionistas, de tradición popular, de tono romántico becqueriano, la antigua lírica tradicional, de molde vanguardista, de compromiso con la República y de nostalgia: (Marinero en tierra, Sobre los ángeles, Con los zapatos puestos tengo que morir, Un fantasma recorre Europa) Crea la revista Octubre. Luis Cernuda, interesado por el Superrealismo y autor que rechaza éticamente la sociedad en la que le toca vivir, es uno de los poetas que más influirán en los escritores posteriores a él. (La realidad y el deseo ). Miguel Hernández, influido en sus primeras obras por Góngora y el modernismo, (Perito en lunas ) y posteriormente por Garcilaso, Lope de Vega, Aleixandre o Neruda. (El rayo que no cesa ) En su última etapa abundan los poemas de amor y los de tema combativo. (Viento del pueblo, El hombre acecha, Cancionero y Romancero de ausencias, éste último escrito en prisión) Por último, debemos nombrar como determinante la figura de Federico García Lorca. Publica en 1921 Libro de poemas, de impronta modernista, neopopularista y vanguardista, en el que trata temas recurrentes de su poesía posterior: la muerte, el amor o la rebeldía. Entre 1921 y 1924 compuso Poema del cante jondo, Primeras canciones y Canciones, con enorme presencia de la música y un intento de reelaboración de lo popular mediante la vanguardia. Entre 1924 y 1927 escribe Romancero gitano, donde se unen la tradición más culta, la audacia vanguardista y los ritmos y técnicas más populares, todo ello, repleto de simbología. En 1929-1930 escribe Poeta en Nueva York, de clara intención social, denunciando a la sociedad capitalista. Posteriormente escribe El diván del Tamarit, Seis poemas galegos y Sonetos del amor oscuro.

Durante la Guerra Civil se compone y se difunde poesía en ambos bandos. Mayor y de más calidad en el bando republicano. Proliferaron las publicaciones que acogían en sus páginas composiciones poéticas como La Hora de España, donde escriben Machado, Cernuda, Prados… o El Mono Azul, dirigida por Alberti y Altolaguirre. Se crea también abundante poesía de carácter popular, que se difundía oralmente. En la zona nacional, colaboraron en revistas Luis Rosales y Dionisio Ridruejo y se hicieron libros poéticos colectivos ensalzando la ideología de los sublevados. Un ejemplo es Corona de sonetos en honor de José Antonio Primo de Rivera, con textos de Gerardo Diego, Manuel Machado o Eduardo Marquina.

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