Texto: © Carlos Navarrete Navarro
Se suele denominar Generación del 27 a un grupo de poetas que en 20 años se convirtieron en el más notable conjunto de escritores de la época. Pertenecen a este grupo Pedro Salinas, Jorge Guillén Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Emilio Prados, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Miguel Hernández. La elección de esta fecha para la denominación del grupo tiene su origen en que ese año, se reunieron en Sevilla buena parte de estos escritores para homenajear a Góngora en el tercer aniversario de su muerte.
La vinculación entre sus miembros es continua. Tienen parecida procedencia social, profunda vocación literaria, colaboran en las mismas revistas poéticas y varios conviven en Madrid en la Residencia de Estudiantes. Este era un centro cultural de primer orden, ya sea literario, (Juan Ramón, Unamuno, Lorca, Prados, Alberti, Aleixandre…) científico, (Severo Ochoa, Marie Curie,…) como de otras artes. (Buñuel, Dalí, Le Corbusier…) Era un centro de carácter liberal y tolerante, vinculado a la Institución Libre de Enseñanza, de ahí el carácter abierto, laico y tolerante de los escritores del 27.
Muy importante para la difusión de las poesías de estos autores y también para difundir los principios de las diversas vanguardias fue la proliferación durante estos años de numerosas revistas literarias, destacando entre ellas Residencia, La Gaceta Literaria y la Revista de Occidente, creada por Ortega y Gasset..
Los versos de los autores del 27 presentan ciertas características comunes: su entusiasmo por Góngora, la influencia de Juan Ramón Jiménez, la importancia de la poesía pura, el neopopularismo, el vanguardismo, (sobre todo el Superrealismo) y la progresiva rehumanización de sus versos.
Se encuentra nítida presencia de Góngora en libros de Alberti, Gerardo Diego o Miguel Hernández. En Góngora veían los autores del 27 al escritor puro entregado a la creación poética autónoma, una especie de precursor de la estética vanguardista. Comprobaron a partir de él la importancia de la metáfora y la imagen y revalorizaron también las formas métricas tradicionales, admirando su ingenio y su conceptismo.
La poesía pura influye en todos ellos en diversa medida y totalmente en Guillén, Salinas y Gerardo Diego. Se encuentra en los versos de todos ellos el esfuerzo de depuración formal, la búsqueda de la precisión expresiva, la tendencia a la intelectualización y la supresión de la anécdota.
Muy influyentes son también el poeta francés Paul Valéry y Juan Ramón Jiménez, con su concepto de poesía desnuda, su gusto por la poesía popular y el empleo de ciertos recursos estilísticos como las repeticiones y paralelismos. Recurren continuamente al folclore y también al Romancero viejo. Este neopopularismo conecta con los ideales de perfección de la época por su simplicidad y capacidad de sugerencia.
La importancia de las vanguardias es decisiva. Algunos poetas como Gerardo Diego comienza siendo ultraísta y creacionista. La huella del Superrealismo es visible en todos ellos, así como del Futurismo. (interés por el cine, sobre todo el mudo cómico).
Rasgo fundamental que derivan de las vanguardias es la metáfora y la imagen entendidas como relaciones insospechadas entre realidades completamente diferentes. Pero el vanguardismo es en todos ellos un impulso inicial. Posteriormente el vanguardismo se integra en una visión nueva que une tradición y vanguardia. En algunos de sus libros se ve la influencia de Garcilaso, fray Luis de León o Bécquer.
Conocen muy bien la poesía francesa y la inglesa ya que muchos de ellos son excelentes traductores.
Aunque en sus inicios predominaba la poesía pura y la literatura deshumanizada, con el tiempo dan cabida en sus poemas a temas muy humanos y al compromiso social y político.
Hasta la Guerra Civil podríamos distinguir en ellos tres etapas:
· Etapa de juventud que llega hasta 1925. Están insertos en las vanguardias y en algunos ya se aprecia el anhelo de depuración de Juan Ramón. Es una época de tanteos en busca de un estilo propio.
· Último periodo de los años 20. Han publicado, excepto Hernández, importantes libros y se han consolidado como la generación de los poetas jóvenes.
· Años 30. Durante la República se produce la progresiva rehumanización de sus versos. Durante la Guerra Civil casi todos apoyan la causa republicana y cuando termina ésta, la mayoría se exilia y con ello se llega al final de esta generación. Lorca y Hernández mueren durante la guerra y los exiliados dejan notar el recuerdo de la tierra perdida.
En cuanto a la novela, aunque fuera de los miembros de esta generación, se siguen pautas parecidas a las de la poesía, hablándose de prosa de vanguardia y de narrativa deshumanizada. Es importante la influencia de Ortega y Gasset. Pasa a segundo plano la trama argumental y la acción y los personajes se desdibujan. Es más importante la originalidad y el recurso a la imaginación, la fantasía, el ingenio y la ironía. Son igual de importantes que en poesía la metáfora y la imagen. Novelistas destacados son Benjamín Jarnés, Francisco Ayala, Max Aub, Corpus Barga, Rosa Chacel y dentro del ensayo, José Bergamín y José Díaz Fernández.
En teatro es fundamental la figura de Federico García Lorca, que, influido por Valle-Inclán y el neopopularismo, creó un nuevo teatro de gran altura. Obras importantes son La casa de Bernarda Alba, Yerma y Bodas de sangre. También es fundamental la obra dramática de Miguel Hernández. Otros dramaturgos relevantes, fuera de la generación, pero de esta época, son Max Aub, Alejandro Casona y Enrique Jardiel Poncela.