Sálvame de los telepredicadores


Hace unos días, Jorge Javier Vázquez, más conocido como “JorgeJavier”, hizo otra de sus gracietas durante un programa. Cuando se disponía a decir la frase que ya ha pasado a la historia, ésa de “La audiencia ha decidido” que sirve para expulsar concursantes de un reality, el presentador se paró de repente, puso cara de gracioso y dijo: “huy, aquí estamos un polaco, una peruana y un maricón. Si nos pilla uno de VOX, jajajaja”… a lo que siguió una risotada en el público.

A las pocas horas, Santiago Abascal, líder de VOX, puso un tuit donde llamaba a JorgeJavier “telepredicador”. La gente tiene su corazoncito y acaba reaccionando.

He comentado alguna vez en este medio que soy aficionado a ver realities y Jorge Javier en lo suyo, es único. El tío tiene cierta preparación intelectual, es licenciado en filología, posee una buena dicción y un vocabulario muy aceptable. Sabe reconducir como nadie cualquier situación conflictiva en cualquier programa que presente. Cuenta con una “vis cómica” innata que hace muy difícil que algo se le vaya de las manos.

Para mí, repito, es un gran profesional… Profesional del fango o de la telebasura o como que se quiera llamar, pero es indudable que está a años luz de cualquier otro. No en vano, el nombre del programa estrella que presenta desde hace casi 10 años, Sálvame, es en su honor.

Cuando la cadena decidió quitar de antena el programa anterior que presentaba “Aquí hay tomate” y lo sustituyó por otro parecido con otros presentadores, la audiencia cayó en picado, en barrena. No consiguió remontar ni cambiando alguno de aquellos hasta que llamaron de nuevo a JorgeJavier para que les “salvara” la sobremesa.

Pero el tema y a lo que voy, es que todo tiene un límite y si no se le pone en su sitio a alguien por muy bueno que se sea, ese alguien abusa. Efectivamente, JorgeJavier se ha convertido en un telepredicador que esparce doctrina cuando le viene en gana sin que nadie se atreva a contestar al tótem.

JorgeJavier pertenece al sector más clásico de un presentador de la televisión española: progre, muy de izquierdas, orgulloso de serlo, votante declarado de Pedro Sánchez y sin ningún escrúpulo para insultar o mofarse de los otros. Reúne todo el catecismo de esta mentalidad tocada por los dioses del Olimpo y se dedica a marcar a cualquiera el camino correcto a seguir, cual JoseMaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus. JorgeJavier es del opus pero en progre.

No oiremos a JorgeJavier decir la palabra España, por ej, o si la dice, es irónicamente. La cambia por el consabido “estepaís”, algo que repite como 15 veces en cada programa. Decir España es como un carca y hay que abstenerse. Lo mismo con el mundo del toro, que tampoco hay que publicitar nada. El otro día sin ir más lejos, interrumpió a una colaborada que dijo la expresión “hay que coger el toro por los cuernos”. JorgeJavier se puso muy serio y le dijo “no digas eso, el toro, no”.

Así podemos seguir con los temas que son pimpampum para el ideario progre: la iglesia, los católicos, los que creen en la unidad nacional, los que no son izquierdas, los empresarios, los liberales, los capitalistas, los autónomos, los que no les gustan pagar impuestos abusivos etc.

De ser un excelente comunicador, muchas veces, querido JorgeJavier, te conviertes en un maestro de escuela de posguerra, de aquellos de regla en ristre, que amenazaba con usarla al pobre niño que se desviaba mínimamente del camino. Pobre niño, como Omar Montes, ex de Chabelita Pantoja, que nada más ser expulsado de GH VIP, se encontró con JorgeJavier como jefe del “grupo de psicólogos que Tele5 ponía a su disposición” para tratar la cura del chico, que era muy machista. Hasta a esas situaciones delirantes hemos llegado.

Por no hablar de que ha llegado a ir a “la casa de Guadalix” de GH VIP para echar el sermoncito a los concursantes sobre lo que dicen para “no ofender a ciertos colectivos”. A los colectivos como VOX por ejemplo, con el que se puede estar o no de acuerdo, votarles o no, ya los ofende él mismo sin que nadie le eche ningún sermón.

Respeta a la gente, JorgeJavier. No uses tu posición como púlpito, algo que precisamente desprecias, ni saques ningún látigo que te convierte en una caricatura cada vez con menos credibilidad.

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