Llévame

Por C.R. Worth  

Llévame, la vida no tiene sentido sin ella. Me dijo que sí y una semana después me dijo que no, que al que quería era al capitán de baloncesto. Más me humilló que lo prefiriera a él, que las veces que él y sus amigos me metieron la cabeza en el retrete.
Ella me usó, lo sabía y no me importaba, solo quería sacar mejores notas y mi ayuda en matemáticas; pero por diez mil ochocientos minutos fue mía, seiscientos cuatro mil ochocientos segundos que me dejó amarla, que probé sus besos y la suavidad de su piel. Perdí mi inocencia en su cavidad húmeda y la creí extasiada. Al día siguiente me dijo que todo fue un error. No puedo soportar subir al cielo y descender al infierno de un día para otro, la he amado desde que tenía uso de razón. Cuando sepa que muero por ella, quizá se dé cuenta que nadie la amará como yo, y para siempre viviré en su recuerdo, nunca me olvidará. Te esperaré en el cielo…
¡Llévame!, y la Parca con su guadaña, cortando sus venas de diez y seis abriles, se lo llevó; pero San Pedro no abrió las puertas de oro para él.

Llévame, ya no puedo con mi vida. Dios no existe, si existiera no habría permitido que me echaran del trabajo, que tenga poco más o menos que mendigar para llevar algo de comer a mi casa. Mi casa… y ya ni eso, el banco se ha quedado con ella, tengo que desalojarla en una semana. No tengo donde ir, nadie me echa una mano. Ni familia ni amigos, no puedo permitir que los míos vivan debajo de un puente y coman de las basuras.
Parecerá un accidente, y al menos como fantasma podré ver a mi familia cobrar el seguro de vida.
¡Llévame!, y la Parca lo vio arrojarse delante de un camión y se lo llevó; pero como no creía en nada no se convirtió en fantasma para ver a su familia mejorar económicamente, simplemente se disolvió.

Llévame, no puedo con la agonía de esta larga enfermedad. Shiva no se apiada de mí, su tercer ojo no ve mi sufrimiento. No puedo resistir ver a mi marido y mis hijos esclavizados en mi constante atención. Estoy interrumpiendo sus vidas para nada, porque ni hay mejoría, ni esperanza a que un día me cure. He vivido una vida muy larga, y ya es tiempo para el Moksha, para la liberación espiritual. Volveré a renacer.
¡Llévame!, y la Parca la vio tomar una sobredosis de pastillas; pero no renació porque deliberadamente interrumpió la sincronización del ciclo de la muerte y renacimiento.

Llévame, seré un mártir recordado por todos, Alá es grande y me compensará con setenta y dos vírgenes por matar infieles.
Se ató la bomba en el pecho y se dirigió hacia el centro comercial, estaba lleno de infieles. El área de los restaurantes fue su lugar escogido, estaba lleno.
¡Llévame!, y la Parca lo vio explotar. Pero el Dios de Abraham ese que él esperaba le compensara con setenta y dos vírgenes, ese que le dio las tablas de la ley a su descendiente Moisés con el no matarás, lo mandó a otro lugar con setenta y dos demonios.

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