Por Bruno Echedo
Estos tiempos tumultuosos, perforan la sociedad transversalmente. En todos los estratos del pensamiento existe esa cultura de lo absoluto, en la religión, el ateísmo, lo político y, aunque parezca imposible, también en la cultura del arte y el pensamiento filosófico.
Se fue implantando la cultura del criterio único para definir lo que debe ser en la creación artística y en el pensar, especialmente en la plástica y muy especialmente en la literatura, a punto tal de que, quien tenga la osadía de cuestionar con una modesta opinión los cánones establecidos de forma dogmática, será cuestionado en su juicio, a la vez que denostado en su persona. Quien se atreva a manifestar un pensamiento diferente, se deberá atener a graves consecuencias por parte de los sacerdotes de la santa inquisición del pensamiento y el arte, quienes poseen la verdad absoluta, suprema e iluminada. Dicha verdad no necesita ser comprobada o respaldada con hechos o sentencias de ningún tipo, otorgando así a sus condenados pena de destierro de carácter absoluto e inapelable.